Diferencia entre revisiones de «Participación de los destinatarios»

De Gestion colectiva de conocimientos
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La participación de los destinatarios de una determinada práctica social se ha convertido, en las últimas décadas, en uno de los pilares centrales sobre los que se asienta la crítica a los modelos de acción social asistencialista. El asistencialismo no permitía más lugar al destinatario, que el de ser un mero receptor de acciones de ayuda o apoyo ante situaciones de vulnerabilidad.
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El texto que se expone a continuación surge del trabajo de síntesis realizado por el Equipo Central de Reprasis, a partir de las contribuciones de los sistematizadores, desde  mediados del 2007, hasta finales de abril de 2010.
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Dicha síntesis es el resultado de los cientos de aportes de los sistematizadores, cuya tarea se realiza en la Fase IV, “Conceptualización”, aportando su reflexión sobre los aspectos más sobresalientes de su práctica.
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¿Cómo llegan los sistematizadores al espacio de gestión colectiva de conocimientos? Cada uno lo hace a partir de las paradojas que identificó en su práctica en la Fase III, “Interpretación”. Sin embargo, los sistematizadores libremente pueden trabajar (y así lo han hecho) en los diferentes temas de discusión propuestos en el espacio de gestión colectiva de conocimientos, incluso proponiendo nuevas conceptualizaciones.
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El sentido de un espacio colectivo de generación de conocimientos radica en la capacidad de generar procesos de síntesis, y de ir identificando los aspectos que surgen con regularidad. Esto genera, con el paso del tiempo, un consolidado de temas y abordajes de los mismos, al que podemos acceder sólo en la medida que –respetando el espíritu y sentido literal de las expresiones vertidas en el espacio común por los sistematizadores- logremos identificar las principales regularidades y podamos dar cuenta de ellas de manera concisa, precisa y comunicable. Con este sentido, esta tarea fue y será realizada por el Equipo Central de Reprasis, de manera periódica. Cada uno de los aportes particulares están presentes en los conceptos generales que a continuación se presentan: éstos surgen de los primeros, y no de elaboraciones propias del Equipo Central de Reprasis.
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Los sistematizadores podrán acceder al proceso previo de generación de la presente síntesis, accediendo a la opción “Historial”: este espacio es la memoria de todos los aportes y modificaciones realizadas desde la creación del espacio colectivo de conocimientos. De tal manera, que esta síntesis no elimina los aportes particulares de cada uno de los sistematizadores, sino que están doblemente incluidos: en el “Historial”, en su versión textual; y en el actual síntesis elaborada por Reprasis.
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La ruptura con dicho modelo supuso una profunda reflexión sobre este tema y abrió la posibilidad de nuevas formas de intervenir en la realidad social, donde el destinatario participa en el diagnóstico, desarrollo y evaluación de las prácticas en las que está involucrado.  
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'''''INTRODUCCIÓN'''''
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La participación de los destinatarios de una determinada práctica social se ha convertido, en las últimas décadas, en uno de los pilares centrales sobre los que se asienta la crítica a los modelos de acción social asistencialista. El asistencialismo no permitía más lugar al destinatario que el de ser un mero receptor de acciones de ayuda o apoyo ante situaciones de vulnerabilidad.
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La ruptura con dicho modelo supuso una profunda reflexión sobre este tema y abrió la posibilidad de nuevas formas de intervenir en la realidad social, donde el destinatario participa en el diagnóstico, desarrollo y evaluación de las prácticas en las que está involucrado.
  
 
Si bien este nuevo modelo horizontal y democrático goza actualmente de un gran consenso intelectual, muchas veces la implementación de estos postulados no son tan simples de llevar a la práctica. En general, todos estamos de acuerdo y adherimos -en nuestros equipos de trabajo- al supuesto de la participación, pero: ¿hemos sido capaces de crear y mantener mecanismos para escuchar estas voces? ¿qué pasa cuando lo que escuchamos en esas múltiples voces no concuerda con los objetivos previstos por el equipo de trabajo?
 
Si bien este nuevo modelo horizontal y democrático goza actualmente de un gran consenso intelectual, muchas veces la implementación de estos postulados no son tan simples de llevar a la práctica. En general, todos estamos de acuerdo y adherimos -en nuestros equipos de trabajo- al supuesto de la participación, pero: ¿hemos sido capaces de crear y mantener mecanismos para escuchar estas voces? ¿qué pasa cuando lo que escuchamos en esas múltiples voces no concuerda con los objetivos previstos por el equipo de trabajo?
  
El sostenimiento de la participación de los destinatarios de la práctica es un problema común en las prácticas sociales de diferente tipo. Aunque la práctica haya surgido de pedidos o demandas o identificación de problemas en la comunidad, grupo o personas a las cuales va dirigida,  
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El sostenimiento de la participación de los destinatarios de la práctica es un problema común en las prácticas sociales de diferente tipo. Aunque la práctica haya surgido de pedidos o demandas o identificación de problemas en la comunidad, grupo o personas a las cuales va dirigida, suele suceder que la participación tiende a mermar con el paso del tiempo. Aburrimiento, falta de incentivos, problemas estructurales (pobreza, etc.) son los factores que inciden en esta situación.
suele suceder que la participación tiende a mermar con el paso del tiempo. Aburrimiento, falta de incentivos, problemas estructurales  
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(pobreza, etc.) son los factores que inciden en esta situación.  
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Cada práctica social tendrá experiencias diferentes con esta temática, la idea es poder compartir aquí estos saberes relacionados con la participación de los destinatarios.
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== El contexto de los espacios participativos ==
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=== Condicionantes que definen la participación ===
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Cuando se plantea el tema de la participación es necesario especificar de quién y cómo. Desde allí comienza un largo camino donde existen varios condicionantes (el entorno, la población, la práctica y el técnico) que van a definir las modalidades de la misma. Hay que pensar la participación a partir del contexto de la práctica. Esto es clave porque no existe una receta perfecta para que la gente se sume.
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Sin embargo la participación puede estimularse si se conocen los intereses de la población y si se les acompaña en un proceso de discernimiento de las necesidades y prioridades que les aqueja. Una confrontación de sus sueños con la realidad contractual. Que puedan decidir iniciar un camino al cambio o quedarse en la situación actual. En consecuencia la participación se puede generar a propósito de estímulos. De un ver, juzgar y actuar. En la confianza de que toda persona puede autogestionar cambios, si se lo propone, mejor lo hará si hay motivaciones personales y/o colectivas y más si se le insentiva a que todo puede ser diferente con acciones pensadas y pasos seguros a dar. Hay que lograr que la población recupere su protagonismo, para ello es menester acompañar y no señalar el camino. Sí, se pueden abrir alternativas para que la población decida. La participación masiva no surge por generación espontanea, ésta debe ser estimulada y es un proceso lento y mucha de articulación.
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Interactuar con grupos familiares en gran vulnerabilidad social, con problemáticas asociadas a contextos de exclusión social y deficitarias competencias en el ejercicio de su rol intra y extra familiar, supone une esfuerzo extra para promover en ellos la necesidad de los espacios de soporte y crecimiento, por un lado y la recuperación de sus expectativas de auto-eficacia, es decir volver a creer en ellos mismos en su individualidad y como colectivo familiar para poder superar las problemáticas que les entrampan. De igual forma es necesario incidir en las familias beneficiarias el agruparse con sus pares en los entornos comunitarios, a fin de poder solucionar problemáticas que a primera vista son individuales y particulares a ese grupo familiar, de manera colectiva, al identificar indicadores en común que les afectan y potenciadores que en conjunto los pueden resolver.
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=== Organizaciones de base y diagnóstico ===
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En general, cuando se trabaja con organizaciones de base –creadas a través de las propias motivaciones de un grupo de personas- el espacio participativo ¿se ha establecido sin diagnóstico previo?. Las motivaciones de un grupo de personas que deciden juntarse responden a una coincidencia en su diagnóstico, respecto de un asunto determinado. lo que pasa es que no se hace explícito a través del lengueje escrito, pero en definitivas se juntan porque comparten una misma mirada y anhelos de cambio en del objeto o fenómeno que observan y que les gustaría que fuera de otra manera. Entonces hay un diagnóstico previo, individual y luego colectivo. Se juntan con una misma lectura o aproximación respecto de lo que está viendo cada quien. Es un proceso que a medida que se desarrolla puede tomar forma más clara y estructurada.
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Igualmente el diagnóstico es crucial porque permite priorizar las necesidades reales, las inquietudes y deseos de un grupo o del barrio.
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El aporte  de los que montan el proyecto debe ser, de buenos facilitadores (con sus conocimiento y ténicas sociales) para que más allá de lo que ellos consideren, como bueno y oportuno, sean los mismos destinatarios los que hagan el camino hacia lo que esperan y definan el cómo, cuándo y por qué. Las necesidades pueden estar en el imaginario de un grupo, población o barrio y se va explicitando a medida que las personas comparten sus inquietudes,observaciones y sueños. Pueden ser protagonistas y destinatarios a la vez de un proyecto.
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No obstante hay un destinatario que por condiciones etáreas y de vulnerabilidad su participación es más pasiva, participa en cuanto recibe un beneficio y continua su desarrollo evolutivo o su moratoria para hacerse cargo de sí mismo. Es el caso , por ejemplo de niños, niñas y adolescentes que son maltratados, abandonados, desertan del sistema educativo o viven institucionalizados (Hogar de albergue o acogida); En estos casos se requiere que el Estado o profesionales y técnicos, adultos, determinen, en términos proteccionales y conforme a su interés superior, que no está definido por ellos mismos sino por la declaración universal de sus derechos, lo que es mejor para ellos en un contexto de protección y aseguramiento de su desarrollo.
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La participación de los destinatarios es entonces una realidad posible desde sus competencias, posibilidades y oportunidades como seres humanos en el llamado a ser co-creadores de un mundo con mayor dignidad para sus existencia.
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=== Causas de la falta de interés de los destinatarios ===
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Una causa de la falta de interés de los vecinos es la ruptura (que tiene 30 años de antigüedad) de cualquier forma de participación en los barrios y el aniquilamiento de lazos solidarios y surgimiento a pleno del individualismo en la década de 90. La escasa participación es uno de temas que inquietan y llevan a buscar (a veces) distintas formas para lograrla.
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La participación es una conducta aprendida y puede ser estimulada, según lo que se observa a través de la experiencia. Hay situaciones que pueden influir para no incorporar una conducta participativa, ausencia de estímulo, inhibiciones, desconfianzas, miedos fundados e infundados, etc. Las dictaduras, por ejemplo inhiben la participación sobre todo a las disidencias al régimen dictatorial y cuando una dictadura se extiende en el tiempo no sólo inhibe sino aniquila la participación. La ausencia de conductas participativas estimula un aprendizaje individualista, no se siente la necesidad del otro, se aprende a prescindir de la ayuda del otro. Los miedos y desconfianzas se arraigan en periodos de dictaduras por una suerte de sobrevivencia. En consecuencias pueden haber generaciones sin expresiones de participación, por esta ausencia, de no haber experimentado ni siquiera visto gestos de participación  no se valora la necesidad de acciones conjunta, porque por periodos esta conducta se tornó peligrosa. La otra persona es un peligro que puede desestabilizar mi seguridad. Dividir para oprimir, parece ser la consigna de los dictadores, entonces en democracia hay que retomar procesos de participación que empiezan muy tímidas nuevamente y se requiere ir recuperando poco a poco las confianzas, el necesitarse, el volver a creer de que juntos podemos más. Hay que interrogar la historia, porque podemos encotrar periodos de participación significativa de parte de juntas de vecinos, donde se lograron urbanizaciones, mejoras de vivienda, comedores populares, eventos recreacionales, construcciones de escuelas, etc. Entonces parece que no hay falta de interés, más bien éste fue anulado por periodos de oscuridad. Los nacidos y nacidas en este periodo crecieron con esta triste realidad. Hay que recuperar entonces nuestra naturaleza asociativa, abrir las ventanas del mundo que nos muestran realidades de vida más humana en el encuentro con el otro. Es un proceso, ciertamente.
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Y como es un proceso y no se da de la noche a la mañana es importante que las organizaciones que trabajan con chicos puedan generar conciencia haciendolos participantes activos de la realidad y que concozcan sus derechos y obligaciones. Solo de esta manera, de forma progresiva y constante se podrán logar pequeños pasos que formen un gran cambio.
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=== El problema del asistencialismo y su incidencia en la participación ===
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El asistencialismo, que ha sido y sigue siendo una práctica muy extendida, se ha instalado en la cultura y esto repercute en las prácticas a la hora de poner en juego la participación en las organizaciones.
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El asistencialismo ha sido y sigue siendo una práctica muy extendida en Argentina y se encuentra enraizada en la cultura a tal grado que nos hemos acostumbrado al mínimo esfuerzo.
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Como práctica extendida, es común que las organizaciones se vean a diario exigidas a salir al cruce de demandas urgentes de los destinatarios (chicos, jóvenes, familia) que requieren la intervención de los educadores en situaciones puntuales. Esta respuesta inmediata a la “emergencia” hace que  pierdan de vista los objetivos que direccionan sus prácticas y hasta que ocupen roles que no les compete, como en el caso de un educador que acompaña a un adolescente en situaciones que corresponde que lo hagan sus padres. Reflexionar sobre la práctica regularmente en reuniones de equipo, ayuda a analizar en conjunto las situaciones y los modos de intervención, a fin de evitar repetir esas conductas y futuros “desbordes” Asimismo,  realizar el acompañamiento de los destinatarios y la reflexión y análisis de la situación conflictiva que vivan, en donde sean ellos mismos quienes se ejerciten en la toma de decisiones, progresivamente redundará en un aumento de confianza en sí mismos y en la valoración del  esfuerzo personal.
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El asistencialismo como concepto originario, de principios del trabajo social donde se "asistía" a un otro que no se le reconocían capacidades de autogestión, es obviamente contrario a los principios actuales de  interacción. Pero no debemos confundir con la necesidad de acompañamiento de aquellos sectores excluidos en nuestras sociedades, donde aún existen familias con necesidades de primer orden insatisfechas, que perpetúan sistemas precarios de vida al no saber como acceder a las políticas asistenciales, que el Estado destina. Aún como sociedad tenemos grandes brechas sociales y aún es necesario ese asistencialismo que acompañe a los menos favorecidos y visibilice al Estado que están ahí y presentan múltiples necesidades. No debemos invisibilizar a aquellos menos favorecidos, que aún el Estado está en deuda, y a quienes es más fácil olvidar u obviar en la política pública porque no cuentan con capacidades biopsicosociales para poder autorepresentarse sus demandas y exiguir principios de igualdad y equidad.
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=== La participación en instituciones estructuradas ===
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La participación de los destinatarios de la práctica social dentro de ámbitos estructurados (por ejemplo: una cárcel) es limitada o casi nula. Muchas veces la rigidez del contexto es adoptada, con el tiempo, por los profesionales. Considerar la participación en forma horizontal o sea tener en cuenta los temores, deseos o lo que realmente les sucede a los destinatarios, es romper el sistema de poder verticalista.
  
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== Fortalecer los espacios de participación existentes ==
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Muchas veces el "dilema" en el tema de la participación tiene que ver con cómo hacer para que la gente participe a las propuestas realizadas, pero quizás el desafío sea acompañar y fortalecer los espacios participativos existentes entre los grupos destinatarios.
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Si la propuesta surgió desde el grupo de interés entonces eso tendría que ir acompañado de participación activa en ello. Si el motivo de la participación es impuesto eso no insentiva a participar, porque no tiene sentido para el grupo, no les interpreta, no saben ni por qué tendrían que moverse en pos de qué. Generalmente el agente socializador, "iluminado", "el que sabe lo que que hay que hacer", señala el por dónde, por qué, cómo y cuándo y lo hace porque es él el que sabe. Este es un error muy común.
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El agente socializador es un verdadero educador, un facilitador que ayuda a que la población se encuentre con aquellas cuestiones más sentidas de cada uno de sus miembros y del grupo. Es como una partera que ayuda a salir, desde el interior de la vida, una vida nueva.
  
Cada práctica social tendrá experiencias diferentes con esta temática, la idea es poder compartir aquí estos saberes relacionados con la participación de los destinatarios. Los esperamos...
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== Generar espacios en los que "la palabra circule" ==
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Es importante generar espacios en los que "la palabra circule", espacios en los que se escuchen los conflictos que se producen en la convivencia diaria.
  
Cuando planteamos participacion, es necesario especificar de quien?, y como? . Desde alli comienza un largo camino donde existen varias condicionantes ( el entorno, la poblacion, la practica, y el tecnico) que van a definir el grado de la misma. Existe un marco teorico que todos estamos de acuerdo, pero....hasta donde estamos intimamente preparados para ello. Aqui comienza la lucha por el poder.
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La a-dicción no es una problemática propia de estupefacientes y mucho menos de un sector social. “No hablar” representa muchas veces un sistema de defensa engañoso o cortoplacista que hipoteca la participación y disgrega. Toda práctica que favorezca que la palabra circule y se encauce en un sentido común es constructiva. Al respecto es de señalar que una propuesta de estas características (como pueden ser espacios de asamblea o grupos operativos) suelen generar resistencias y miedos  al inicio.
  
La pàrticipacion de las destinatarias en la práctica social dentro de un ambito carcelario, es limitada casi nula diria.
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Generar espacios en donde todos los que participan tengan voz, se sientan escuchados y experimenten el valor de su propia palabra, les dará confianza para darse a conocer, para valorar la palabra como herramienta que ayuda a resolver conflictos, en lugar de la violencia, para compartir propuestas de acción conjunta que involucre  a los destinatarios y estimule su poder de iniciativa
El contexto carcelario de por si es sumamente estructurado. Esta rigidez, a veces tambien es adoptado con el tiempo, por los profesionales.
 
Considerar la participacion de las destinatarias en forma horizontal o sea tener en cuenta sus temores, sus deseos o lo que realmente le esta sucediendo al estar privada de libertad, es romper el sistema de poder verticalista.
 
De todas maneras, hay cambios de paradigmas y tambien se va a producir en este contexto.
 
  
Intentar abrir espacios de participación con niños dentro del ámbito escolar nos lleva a un replanteo constante acerca de varios interrogantes:
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== Enfrentar el problema de la participación: observar lo que pasa y establecer caminos alternativos ==
- cómo proponer una participación real (y no simbólica)
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A menudo en las prácticas sociales se presenta el problema de la poca participación. Algunas veces los intentos de solucionar “el problema” se presentan bajo el lema de “hacemos lo que podemos”. En estas situaciones se presenta como necesario detenerse y  observar lo que pasa, redefinir objetivos y roles.
- cómo dinamizar las propuestas para que los niños se adueñen del espacio
 
- cómo acompañar los tiempos de cada grupo desde una metodología acertada
 
  
Sostengo que abrir espacios de participación para niños es fundamental para que ellos puedan aprender a usar su voz, y que esta, su voz sea su herramienta disponible en el futuro.
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Las reuniones periódicas son de vital importancia en la medida en que habilitan un espacio de supervisión y evaluación constante de la tarea. Además, permiten imaginar caminos alternativos, evaluar y avanzar de acuerdo a los objetivos propuestos. A partir de recuperar la constancia de las reuniones y dejar de lado la idea de “hacemos lo que podemos” la participación puede aumentar.
Sin embargo me desconcierto cuando los chicos me miran, con esa mirada fuerte, que dice tantas cosas...pero en silencio...y la palabra demora...y me veo obligada a insistir, por diferentes caminos, para que surja...
 
Pienso que en la escuela les enseñamos a los niños más a escuchar, a copiar, a obedecer, a "hacer silencio", que a "levantar la mano para hablar", a fundamentar y defender una idea, que a tener ideas!
 
Tal vez por eso me miran...como pensando "¿qué dice esta?" o como tratando de decifrar qué es lo que pretendo.
 
Y observo también que las voces de los niños van apareciendo  en otros momentos, que suelen no ser esos momentos "destinados a participar" sino los espontáneos, los del encuentro entre elos y con los adultos, desde el vínculo que se va consolidando.
 
voy aprendiendo así, que si quiero promover participación, y palabra en los chicos, lo primero resulta ser escuchar,y esperar, pero siempre, no sólo cuando yo quiero que hablen.
 
Esto me lleva a pensar en la importancia de trabajar antes que nada la idea y las experiencias de participación de quienes coordinamos espacios de participación.
 
Cuántas veces nuestras metodologías apuran un eco de nuestra misma voz, que no da lugar a que surja la verdadera voz de nuestro pueblo...
 
ycuántas veces sólo hablan, o sólo escuchamos a los que más se nos parecen...
 
cuántas veces esperando las palabras, no esuchamos nada del resto...
 
Ultimamente estoy haciendo hincapié en mi práctica en la importancia y la urgencia de dar un lugar concreto a esa palabra, es decir de registrar, de tomar, y observo en le gente un susto que borra toda opinión, y silencio.
 
debe ser muy fuerte el temor a exponerse, no sólo a decir, sino a escribir, gravar, filmar, quedar ahí, uno mismo con su decir. Creo que nuestra propia construcción colectiva en este espacio que recepciona y guarda con cuidad nuestra propia participación, muestra lo complicado del asunto. Pero evidentemente si nuestra marcha es hacia la creacion de políticas alternativas, ahí va... en las prácticas y en la propia piel, todos somos destinatarios y se necesita tomar la palabra.
 
  
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Igualmente, para poder llegar al destinatario, no sólo es necesario generar mecanismos de inclusión de los destinatarios, sino también que el equipo de trabajo tenga en claro los objetivos del proyecto.
  
La participación de las mujeres procesadas primarias en el ámbito carcelario, se puede ir construyendo en forma paulatina moldeando la relación interpersonal que se desarrolla entre quienes diseñan un proyecto y las mujeres privadas de libertad (internas procesadas primarias). Se trataría de una relación de interacción  en donde las usuarias y quien planifica confrontan sus puntos de vistas, aprenden sus lenguajes y la validez de sus posiciones. De esta manera, se produce también un interacción educativa dado que tanto uno como el otro aprenden y enseñan conocimientos y destrezas que benefician el diseño.  
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[['''Otros actores''']]
Por otra parte los espacios que se propicien desde el Área del Servicio Social,  son habilitantes para la circulación de la palabra en donde se escuchan los conflictos que se producen en la convivencia diaria.
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En toda organización comunitaria existen los destinatarios directos de la práctica, para los cuales son pensadas las actividades y a partir de sus características surgen los objetivos principales de la organización. Pero también están aquellos actores relacionados con los destinatarios principales que se ven involucrados y beneficiados de la práctica aunque no directamente. Dichos actores intervienen en nuestra práctica asi como esta los modifica. En ciertas ocaciones existen tensiones entre la organización y este nuevo actor. Hay veces que este vínculo favorece a ambas partes, pero en otros momentos existen discrepancias que incluso afectan el trabajo con los destinatarios reales. Siendo que también se incorporan como destinatarios se tiene que incluirlos en la actividad, hacerlos partícipes y definir desde que lugar actuarán según nustros objetivos para lograr lo deseado con el conjunto de destinatarios.
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Un ejemplo de estos actores pueden ser las familias y los destinatarios reales o directos serían los chicos que asisten a los centros comunitarios.
  
En el caso de las organizaciones de base, en las que la creación de las mismas se ha dado a través de las propias motivaciones de un grupo de personas, se ha hecho sin diagnostico previo o demanda real del lugar donde se asienta tal organización, como ser un Centro Cultural.
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== La construcción y las necesidades de los destinatarios ==
En estos casos, la participación barrial es uno de los pilares con los que se constituye tal organización, en forma de deseo posterior y no como factor presente al momento de instalarse en el barrio. Me parece que en estos casos, la participación de los destintarios continua siendo un deseo, en cuanto participación tal como se definió previamente: en el diagnostico, implementación y evaluación de cada uno de los proyectos.
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=== Construcción de los destinatarios: "carentes de…" o "con potencialidad para…" ===
En estos casos, creo que es crucial el momento del diagnóstico: la participación barrial en este momento, determinaría las reales necesidades, inquietudes y deseos del barrio, mas que los presentes en el imaginario de quienes montan el proyecto.
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La construcción que las organizaciones, instituciones o programas hacen de los destinatarios (para quienes están destinadas las prácticas) es uno de los aspectos centrales que determinan no sólo el horizonte de trabajo, sino también la elección de los abordajes, técnicas de trabajo y metodologías. Esa construcción de un destinatario "imaginado" tiene incidencia en la definición de los objetivos y en el modo en que -concretamente- participan en el diseño, implementación y evaluación de la práctica. La "construcción del destinatario" no es un diagnóstico del destinatario: es una imagen, un concepto o una idea acerca de cómo es el destinatario, sus cualidades y potencialidades. Sobre esa construcción imaginaria se piensa, desarrolla y evalúa la práctica. Sin embargo, en muchas ocasiones ese tipo imaginario no coincide con quienes concretamente participan de las prácticas. Esa diferencia muchas veces ocasiona fuertes tensiones al interior de los equipos de trabajo, y de las mismas organizaciones, instituciones o programas desde dónde se realizan las prácticas. En el mismo sentido, en la medida en que la práctica monte sus acciones a partir de concebir a un destinatario desde las carencias o desde las potencialidades se establece-al igual que en el caso anterior- el ángulo desde donde se van a determinar objetivos, elegir metodologías y criterios de evaluación.  
Para esto, es bueno pensar en distintas estrategias para motivar la participación en la creación de proyectos, como en la visualización de problemas. Algunas de ellas pueden ser: difusión de mesas de discusión u ofrecimiento de eventos recreativos que sirvan como primeros encuentros para así generar nuevos referidos a lo antedicho. Justamente la falta de estrategias que se enumeran, tienen que ver con la falta de poder priorizar la participación de los destinatarios en los proyectos de las organizaciones.
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¿Es lo mismo concebir a los destinatarios de nuestros programas o acciones como "carentes de..." o "con potencialidad para..."?. Ciertamente no es lo mismo, la interación tendrá características distintas si se sigue uno u otro camino. Los objetivos y la consecusión de éstos se verán afectados. En la teoría de la psicoeducación podemos encontrar fundamentos que señalan aspectos favorables al centrar nuestra interacción en las potencialidades de los destinatarios. Enfocarse en sus potencialidades predispone a profesionales y técnicos sociales, con optimismo respecto de lo que es posible que los destinatarios logren. Todo el quehacer, en la interación y en la consecusión de los objetivos, se ve influida al centrar nuestras acciones  a partir de las potencialidades. La mirada en las carencias nos conduce implicitamente por o hacia una profesía autocumplida. Iniciamos acciones casi para fracasar.
Queriendo progresar hacia una participación-acción de los vecinos del barrio, es necesario poder generar los mecanismos de inclusión a la metodología de la organización.
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¿Por qué razón los destinatarios imaginados no suelen ser los destinatarios reales, de las prácticas que nuestras organizaciónones promueven?
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La experiencia nos permite observar que algunas organizaciones las dirigen profesionales que no ponen su profesión al servicio de la comunidad, de la gente, de la vida digna; más bien son profesionales que se sirven de su profesión mejorando sólo su calidad de vida. Estos mismos son busquillas y dan con fuentes de financiamiento para atender ciertas problemáticas que no necesariamente sea necesario atender en una determinada realidad, entonces los diagnósticos son cuestionables y por cierto los destinatarios de cualquier intervención, porque lo que importa es el acceso al recurso financiero y puede que el destinatario atendido no presente la problemática por la cual se recibe financiamiento. Esta puede ser una causa, de la cual somos responsables de erradicar, denunciando prácticas inescrupulosas. Felizmente lo que prevalece es una conciencia social y de servicio al mejoramiento de una calidad de vida para todos.
  
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=== Aprender a escuchar la voz del otro ===
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También es clave escuchar "la voz del otro" (lo que tiene para decir) ser más pacientes que expeditivos, dar tiempo y espacio para que todos puedan hablar. Evitar forzar al otro a hablar, ya que así se corre el peligro de que las ideas que circulen sean sólo las de la organización. Todas las personas tienen algo para decir y, es por este motivo, que pueden existir aprendizajes mutuos.
 
   
 
   
Queriendo apostar a una participación-acción de los vecinos del barrio en una organización social, cultural, es necesario que se generen, por parte de los orgánicos de la organización,mecnismos de inclusión tanto a las actividdes como al armado de la metodología de abordaje. Uno tiene que poder interpelar al vecino, conocer sus preocupaciones, sus intereses, de esa manera uno construye verdaderamente. Sabiendo, de manera conciente, que con un otro se construye, se planifica, se acciona la práctica se vuelve superadora; no solo por la acción que llevas a cbo, sino por el sentido de pertenencia que podés generar en uno mismo y en el otro también.
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Sin duda es prioritario reconocer al otro como sujeto de derechos y respetarlos.Así como también al establecer estándares de participación u objetivos de logro, es necesario que quienes interactuamos desde la perspectiva de la organización,no sobrepongamos nuestras opiniones o patrones personales en la práctica, es decir no pretender que el otro participe de acuerdo al concepto y estándar que poseo individual u organizacionalmente, sino desde sus propias experiencias y convicciones, alentándole constantemente, respetando sus características, capacidades y tiempos.
Por otra parte, hablando de una organización que trabaja sobre lo cultural especificamente, es necesario generar espacios de distensión del vecino en pos de que se incorpore a la dinámica de la misma organización. Ests sería la verdadera práctica superadora del centro cultural: poder generar en el vecino un espiritu activo en pos de abrir y continuar espacios de socialización forteleciendo los lazos barriales como forma de denotar resistencia.
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=== Conocer necesidades para lograr la participación ===
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Para que los destinatarios se apropien del espacio es necesaria una lectura acertada de sus necesidades (problemáticas  sociales, no sólo las meramente  económicas). Esta es de utilidad para un acercamiento entre los sujetos de la organización y los destinatarios.
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== Reflexionar sobre la participación ==
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=== Reflexionar sobre los espacios participativos ===
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Es importante trabajar, en primer lugar, sobre la idea y las experiencias de participación experimentadas por aquellos que coordinan espacios participativos.
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Es importante también hacer hincapié y reflexionar sobre el lugar de la palabra. A veces la gente tiene temor a exponerse, a decir, a escribir, grabar, etc. Es necesario generar espacios en los que se tome y registren con cuidado las palabras.
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=== Pensar distintos niveles de participación ===
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Se pueden pensar distintos niveles o formas de participación. Muchas veces en el imaginario “participar” significa que todos estén sentados en una asamblea dando su opinión o bien que la misma implica trabajar en alguna organización determinada    (bajo un formato preciso o de acuerdo a experiencias personales). Es necesario pensar la participación con los pies en el territorio y considerando a la gente más allá de cualquier elucubración personal.  
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=== Pensar en pequeñas acciones participativas ===
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Es importante considerar que los niños, jóvenes, adultos, adultos mayores y personas con necesidades especiales son importantes y que de ellos aprendemos y para ellos trabajamos. Es por esto que no se tienen que dejar de lado sus comentarios y sugerencias. Esta participación, sea mucha o sea poca, tiene que ser valorada.
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Se tiene que pensar en pequeñas acciones participativas, más que en grandes procesos. No porque estos últimos no sean "ideales", sino porque a veces es posible realizar pequeñas prácticas de participación cotidiana y no grandes procesos.
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== Interacción entre la organización y los destinatarios ==
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=== Construir espacios participativos en la interacción entre quienes diseñan los proyectos y los destinatarios ===
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La participación de los destinatarios se puede ir construyendo en forma paulatina, moldeando así la relación interpersonal que se desarrolla entre quienes diseñan un proyecto y a los que este se dirige. Se trataría de una relación de interacción en donde los usuarios y quienes planifican confrontan sus puntos de vista, aprenden sus lenguajes y la validez de sus posiciones. De esta manera, se produce también un interacción educativa, dado que tanto unos como otros aprenden y enseñan conocimientos y destrezas que benefician el diseño.
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=== Incluir a los destinatarios en tareas metodológicas ===
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Se requiere pensar en distintas estrategias para motivar la participación en la creación de proyectos y en la visualización de problemas. Apostar a una participación/acción de los participantes a través de la apertura  -por parte de los orgánicos de la organización- de mecanismos de inclusión en las actividades y en el armado de la metodología de abordaje. Sabiendo que la práctica se construye, se planifica y acciona, volviéndose superadora, no sólo por la práctica que se lleva a cabo, sino por el sentido de pertenencia que se genera en todos los participantes de la organización.
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=== Incluir la participación desde el comienzo del proyecto ===
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La participación de los destinatarios en el desarrollo de las prácticas es fundamental. Lograr esto muchas veces es una tarea ardua. Una forma de que esto sea posible implica que la participación sea incluida desde un comienzo.
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Lograr que las personas hacia las cuales va orientado el trabajo formen parte de todo el proceso puede hacer que los resultados obtenidos sean el producto de un quehacer conjunto y no una simple "bajada de línea" o ejecución de "profesionales" ajenos, muchas veces, a la situación que se intenta modificar.
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=== La participación en la evaluación de los procesos ===
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También resulta importante la participación de los actores involucrados en la evaluación de los procesos. Esta tiene que ser realizada en forma continua para que sea posible ir modificando las acciones e intervenciones según la propia voz de los actores.
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Sin duda el contar con espacios de auto evaluación enriquece los procesos, por cuanto permite en primera instancia reforzar al otro en cuanto a su opinión y aporte, realizar procesos introspectivos sobre mis acciones y generar procesos de mejora continua, que permiten la evolución de la práctica. Es decir hacer presente en los usuarios el rol protagónico que cumplen en los procesos, ya que en definitiva, para ellos fue pensada la práctica que la institución realiza y por ende es fundamental su opinión, no por el sólo hecho de hacerle sentir que es oído, sino más bien como un real aporte de mejora continua.
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=== Crear vínculos como camino hacia la participación ===
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Participar también puede ser el resultado de la creación de vínculos de confianza, de valores, de cambios en la forma de pensar y hacer, etc. Es muy importante la cercanía, de esta manera la gente no se siente lejos de quienes le hacen una propuesta de participación en algún proyecto en particular.
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El vínculo de confianza podría ser como un piso para poder hacer otras propuestas o generar otros espacios participativos.
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[['''Vínculos con otras organizaciones'''Título del enlace]]
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En general se da la posibilidad de vincularse con otras organizaciones, aunque se genera de manera indirecta el vínculo ya que buscan colabaorar en las organizaciones comunitarias y de esta manera dicha acción nos une. Esta colaboración permite dar a conocer el funcionemiento y los objetivos de los comunitarios, difundir el trabajo desde la educación popular como alternativa a la educación formal.
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== Destinatarios como protagonistas del cambio ==
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En toda intervención y realidad social, es bueno tener presente que nosotros, a través de las prácticas, brindamos los aportes, impulsos y elementos que pueden ayudar a los protagonistas de las problemáticas a descubrir otros caminos y posibles soluciones frente a las dificultades y problemas. Sólo a los destinatarios les corresponde el cambio  que es producto de conciencia y reflexión, no de imposición. Sólo a ellos les compete ser protagonistas principales en su propio cambio.
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Protagonismo que se adquiere en el entrenamiento constante como respuesta a estímulos permenentes que faciliten el proceso. A veces es necesario incorporar cuotas de creatividad, según las características del usuario. Suele haber personas muy intervenidas, producto de interacciones autoritarias y hegemónicas frente a las cuales hubo reacciones pasivas de otorgamiento y aceptación sin reflexión, probocando un acostumbramiento e inseguridad en sí mismo , para cambiar el estilo de interacción. En esto cobra mucha importancia la práctica social al considerar aspectos culturales que intervienen y el activamiento de estrategias participativas con orientación al cambio.
  
En relación con el trabajo sobre la creación de una revista barrial, creo que es esencial reencontrar los principios formulados sobre la participación de los destinatarios, tanto para criticarlos como para reveer las estrategias de
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== Trabajar en forma personalizada con los destinatarios requiere un equipo de trabajo que pueda responder a esa exigencia ==
encuentro con estos objetivos, ya que se encuentran escindidos de la practica, así como también lo están las articulaciones políticas de la organización mayor de nuestra publicación.
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Algunas prácticas buscan un trabajo personalizado, pero la organización que la acoge busca cantidad. En este sentido ¿Cómo se puede ofrecer un programa personalizado? Si queremos ofrecer un trabajo personalizado a un gran número de participantes se debería contar con un equipo de trabajo que responda a la cantidad de participantes que se maneja.  
  
En el caso de las practicas que se llevan acabo en los barrios mas excluidos de la ciudad la participacion activa de los vecinos resulta fundamental, ya que al tratarse de problematicas como la vivienda o la precaridad o inexistencia de la misma, los servicios publicos como el agua o la red de cloacas, temas que que claramente los afectan a ellos y no verlos en las asmableas o en las marchas por la urbanizacion el barrio obliga a un analisis mas profundo. Considero que el motivo principal y que explicaria la falta de interes de los vecinos/as es la ruptura (de 30 años de antiguedad) de cualquier forma de particiapcion en los barrios, el aniquilmamiento de lazos solidarios y el surgimiento del individualismo a pleno en la decada de 90. La escasa participacion es uno de temas que como organziacion de base nos inquieta y nos lleva buscar (aveces) las mil y una forma de lograrla. Aun no la encontramos pero de a poco (muy de apoco) nos acercamos a conseguirla
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== Experiencias ==
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=== La participación en el trabajo con niños en el ámbito escolar ===
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Intentar abrir espacios de participación con niños dentro del ámbito escolar genera varios  interrogantes: ¿cómo proponer una participación real y no sólo simbólica? ¿cómo dinamizar las propuestas para que los niños se adueñen del espacio? ¿cómo acompañar los tiempos de cada grupo con una metodología acertada?
  
Por otro lado creo que es necesaria para la apropiacion de espacio-mayor participacion una lectura acertada de las necesidades sentidas de los vecinos/as de los barrios (problematicas que se entienden como sociales, y no meramnete economicas), ellas nos seran de utilidad (estrategia) para un acercamiento  entre los sujetos de la organizacion (nosotros) y los vecinos (ellos), pero justamente tratando de achicar esa distancia.
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La apertura de espacios de participación con niños es fundamental para que ellos puedan aprender a usar su voz y que esta sea una herramienta disponible en el futuro. En la escuela en general se enseña más a los niños a escuchar, a copiar, a obedecer y a "hacer silencio" que a "levantar la mano para hablar", a fundamentar, defender y tener ideas.  
  
Es importante considerar la participacion del destinatario, usuario o como se le denomine, por que muchas veces los deseos, opiniones y gustos sean muy diferentes a los de las personas que dirigimos o coordinamos, sean casa, clubs, albergues, carceles entre otros por que la realidad para ellos es otra tal vez un poco diferente por que nosotros escapamos de la edad, situacion politica o economica, y es por eso la importancia d e valorar su participacion, experiencias, desde mi puneot de vista es un potencial enorme, importante tambien delimitar y que no pasen ese limite ne el que ellos se sientan a gusto y apoyen y nosotros desde nuestros puestos y en el cumplimiento de nuestras tareas tambien podamos trabajar y hacer que se sientan y sentirnos  a gusto con todo.
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=== Estrategias de trabajo participativo con niños ===
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Se observa que las voces de los niños aparecen, espontáneamente, en otros momentos que no suelen ser aquellos que están  "destinados a la participación".  Esos momentos se dan entre ellos y con los adultos, desde el vínculo que se va consolidando. En este sentido si se quiere promover la participación y el uso de la palabra en los chicos, es importante escuchar y esperar siempre, no sólo en los momentos en los que el adulto quiere que se hable.
  
en muchas ocasiones es importante considerar que tanto niños, jovenes, adultos , adultos mayores y personas con necesidades especiales son importantes y de ellos aprendemos y para ellos trabajamos nunca dejar de lado sus comentarios, sugerencias y participacion sea mucho o poco, siempre es valorada y debemos dejar eso muy claro.
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=== La participación en el trabajo con jóvenes ===
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Muchas veces entre los miembros de las organizaciones y los jóvenes hay un abismo en los mecanismos de comunicación. Es por este motivo que es necesario realizar un aprendizaje para entrar en “ese otro mundo” (de símbolos propios) para poder escuchar y, a veces, ayudarlos a escucharse.
  
Creo que en este punto quizás nos ayude pensar en pequeñas acciones participativas más que grandes procesos... No porque estos últimos no sean "ideales" sino porque a veces son más posibles pequeñas prácticas de participación cotidiana que grandes procesos participativos.
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La falta de constancia determina también el “problema de la participación”. Esta tiene varias causas:  la edad (se mueven esencialmente por las ganas), la realidad familiar y/o  aspectos económicos. Estos condicionantes se deben tener en cuenta  a la hora de poner pautas, horarios y fechas.
  
Es importante considerar la participacion y opinion de las personas de la tercera edad para la planificacion y ejecucion de actividades sociales , recreativas y formativas,debido a que por sus diferentes intereses y el cambio generacional que existe muchas veces el o la persona que desarrolla actividades y/o programs solo se centra en sus gustos personales y en muchas ocasiones esto puede ocasionar disgustos o abandono de las actividades.
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Es indiscutible que, cuando reconocen y pueden expresar a dónde quieren o desean llegar, son dueños de una gran energía y empuje. La ponen en movimiento y aparece, generando, muchas veces, una alerta de peligro porque los adultos pueden llegar a perder protagonismo. Entonces queda el desafío de aprender a caminar con diferentes roles como compañeros de camino.
  
Creo necesaria la intervencion de equipos o comites d eapoyo paar el desarrollo de dichas planificaciones y ejecuciones para el adulto mayor los cuales trabajen conjuntamente con el equipo destinado por la institucion.
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Finalmente, hay que considerar que, cuando la participación tiende a mermar, esta situación se puede transformar en una oportunidad para buscar un nuevo impulso o cambiar de rumbo.
  
La participacion de los destinatarios en el desarrollo de las practicas es fundamental. Lograrla muchas veces suele ser una ardua tarea, pero creo que una forma de que esto sea posible implica que la participacion sea desde un cominzo. Lograr que las personas hacia las cuales va orientada el trabajo, formen parte de todo el proceso implica que los resultados que se obtendran seran producto de un quehacer conjunto y no una simple "bajada de linea" o ejecucion de "profesionales" ajenos muchas veces a la situacion que se intenta modificar.
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Cambios auténticos desde uno mismo y la importancia del entorno
En la practica con adolescentes en Villa Itati intentamos darle vos y voto a las y los jovenes que iban a formar parte del proyecto. Para ello estuvimos atento a las necesiddades y emergentes que ellos mismos planteaban, lo cual llevo que incluso nos alejaramos un poco de los objetivos de la institución.
 
Lo importante, es lograr que todos los actores involucrados sientan en si mismos la confianza para poder participar. De esa forma, como ya se menciono, los resultados obtenidos seran mucho mas favorable para la comunidad con la que esta trabajando. Tambien resulta importante la participacion de las/os actores involucrados en la evaluacion de los procesos, y q la misma sea en forma continua para de ese modo, ir modificando las acciones y la intervencion segun la propia voz de los actores.
 
  
Muchas veces me parece que el asistencialismo, que ha sido y sigue siendo una práctica muy extendida, se ha metido en la cultura de nuestro pueblo, y eso repercute con mucha fuerza en las prácticas a la hora de poner en juego la participación de cada uno/a de los que integramos grupos y organizaciones. 
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Necesidad de no colocar en un esquema tan rígido la relación entre equipo y destinatarios, de tal manera que se pueda entender un proceso más integral en los cambios en la medida en que todos los miembros del proyecto son sujetos de transformaciones en el ida y vuelta de los aportes de todos.
Esto se nota muchísimo en los grupos de adolescentes, sumándose a las características propias de la edad y de la posmodernidad (desgano-aburrimiento-todo ya-no sacrificio o esfuerzo)
 
Querer romper con esto supone un cambio profundo en nuestras estructuras mentales (tanto en los adultos como en los adolescentes) ya que, si bien lo entendemos, actuamos de manera contradictoria: queremos y deseamos que los chicos sean protagonistas, tomen decisiones, tengan iniciativas… y muchas veces nos encontramos empujando o yendo a contramano.
 
En cuanto a si somos capaces de crear y mantener mecanismos para escuchar, creo que entre ellos (los/as adolescentes) y nosotros hay un abismo en la comunicación o en el modo de comunicarnos, tenemos que hacer un gran proceso para aprender-entrar en su mundo (de símbolos propios) para poder escucharlos realmente y a veces ayudarlos a escucharse ya que lo que ha logrado la posmodernidad, es que cada vez estemos más desconectados de nuestros sentimiento y necesidades reales para evitar sufrir.
 
Aprendí, trabajando con ellos, que la falta de constancia, que no siempre es causa de su etapa vital, marca también el tema de la participación.  Hay varias causas para la falta de constancia: las que más conozco son:
 
• Lo propio de la edad (se mueven esencialmente por las ganas)
 
• La realidad familiar (“no me dejan venir porque…”, a veces se encargan de los hermanos menores, entre otras cosas.
 
• Lo económico (desde chicos algunos tienen trabajos aunque esporádicos y cuando pueden participan)
 
A todo esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de poner pautas, horarios, fechas.  A pesar de todo esto siempre hay un grupo que es constante y con ellos se va haciendo camino siempre tratando de tener en cuenta a los demás.  Hemos aprendido que en los días y horario de reunión los importantes son los que están.  En otro momento nos haremos cargo de los que faltan
 
Mientras tanto, buscando encontrar la llave que nos ayude a comunicarnos, vamos intentando proponer y ellos nos dirán que sí o que no con sus palabras, gestos, actitudes… e iremos encontrando la dirección. Nuestro punto de comunión.  Y puedo asegurar que se da.
 
Lo que es indiscutible es, que cuando reconocen y pueden expresar a donde quieren o desean llegar, son dueños de una gran energía y empuje.  La ponen en movimiento y aparece muchas veces ahí, un alerta de peligro: los adultos podemos llegar a perder nuestro protagonismo.  Entonces nos queda el desafío de aprender a caminar como compañeros de camino con diferentes roles.
 
También descubro que es verdad que en muchas oportunidades la participación tiende a mermar y puede, ese momento, transformarse en oportunidad para buscar un nuevo impulso o cambiar de rumbo.
 
  
Me parece que muchas veces el "dilema" en el tema de la participación tiene que ver con cómo hacemos que la gente participe en lo que nosotros proponemos y que, quizás, el desafío sea cómo nosotros acompañamos y fortalecemos los espacios de participación que ya tiene la comunidad.
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Todos somos actores involucrados, aun cuando los pibes puedan ser el centro de la organización.
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La terminología “destinatarios” tiene su pro y su contra, pero tiene el límite de ser un poco rígido en lo que hace al proceso de cambio. Todos cambiamos en este proceso.
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Nadie cambia a nadie. Cada uno cambia, aunque ese cambio sea favorecido por el clima del entorno.
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¿Quién es el destinatario de qué? Porque en alguna medida todos somos destinatarios.
  
  
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Importancia de favorecer espacios comunes de toma de decisiones y evaluación que legitimen una participación auténtica.
  
[[La Participación]] (Microcréditos - Alternativa3)
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Una de las trampas en que las organizaciones suelen caer es intentar generar participación de todos sus integrantes mientras que las decisiones son tomadas por unos pocos. La participación real se encuentra íntimamente ligada a la posibilidad de sentirse parte en la toma de decisiones.
Es difícil generar participación en los destinatarios, importante pero difícil. Creemos que hay que ir haciendo un camino, o es un proceso el de poder participar, que tiene que ver con intereses, acceso a información, compromisos asumidos, etc. Participar también puede ser el resultado de vínculos de confianza, creación de valores, cambios en la forma de pensar y hacer, etc. Creemos que la cercanía del vínculo es muy importante para futuras propuestas de participación, la gente no se siente lejos de quienes le hacen una propuesta a participar en algún proyecto en particular.
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Por eso se necesita crear al interior de los grupos, espacios para que circule la palabra (especialmente de los destinatarios para los que fue pensada la práctica) en donde ellos intervengan para la toma de decisiones que hacen a las actividades y proyectos. Esta dinámica los anima a hacerse oír, los involucra directamente, los compromete y aumenta la participación y legitima la palabra personal.
Entonces pensar la participación no es solo pensar la forma para que los destinatarios se sumen a una acción concreta sino también emprender una propuesta que aporte y desarrolle capacidades para emprender un camino de participación, que se reconozcan intereses propios y en común con otras personas; así como también comprender que no es lo mismo “participar que quedarse al margen”.
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En nuestra organización fue de mucho provecho (aunque inicialmente resistida por muchos de los adolescentes) la práctica periódica de asamblea en la que decidir juntos de qué hablar y qué resolver. Muchas veces las decisiones en conjunto motivaron mayor participación en las tareas consecuentes.
Hoy en día, Alternativa3 cuenta con una metodología desde el proceso de grupo que favorece la creación de confianza con nuestros destinatarios, un camino de confianza tanto para ellos como para nosotros: que una persona pague a tiempo su cuota de devolución del microcrédito, se presente a las reuniones, informe si se atrasa en el pago o sea honesto a la hora de dar datos personales, es clave para construir un vinculo de confianza; como así también de nuestra parte construir una operatoria transparente, cumplir con lo pautado, asesorar a las personas y ser claros; esto ultimo es muy valorado por los emprendedores, ya que en el fondo los créditos con garantía solidaria son créditos de confianza.
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Necesariamente esto trae aparejado hacer el ejercicio de aprender a escuchar al otro. Esto resulta clave para “sintonizar” los intereses de todos los actores involucrados. Lo mismo sucede con las evaluaciones pertinentes en las que medir los
Este vínculo de confianza podría ser hoy un piso para poder hacer otras propuestas o generar otros espacios de participación distintos del de microcréditos. Digo otros espacios ya que el espacio de grupo para acceder al microcrédito es valorado por algunos asesores de microcrédito como un “primer nivel de participación”no solo tomar decisiones es participar, ser parte de un grupo es participar, juntarte con otros es participar. El nivel más alto puede ser que la gente decida y se sienta parte de un proyecto pero primero es sumarse, “estar”.
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resultados de las actividades y proyectos propuestos, valorar los logros, identificar las dificultades y revisar y modificar aquello que permita avances, considerando estas instancias como parte de un proceso de aprendizaje para todos. Donde tiene lugar un aprendizaje significativo, hay cambio y hay crecimiento.  
Al principio nosotros somos los que mas asesoramos y diseñamos el crédito de la gente, lo ajustamos para que el primer crédito sea exitoso, es decir, que logre crecer en su emprendimiento, que logre mejorar su casa, que lo devuelva en el tiempo y de la forma pactada. En las sucesivas renovaciones, las personas saben como quieren que sean sus otros créditos y preguntan sobre otras posibilidades, traen propuestas, etc. Los emprendedores van adquiriendo protagonismo, comprender la propuesta y la lógica con la que se trabaja, los valores, esto fortalece la confianza entre ellos y nosotros.
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Si se toma esta herramienta como práctica cotidiana fortalecerá al grupo, y le dará la posibilidad de generar acciones que promuevan el "encuentro con el afuera" (las demás instituciones, los padres, la mirada social, la comunidad frente a los pibes) en donde puedan pensarse acciones comunes que propicien transformaciones en un ámbito más amplio.
Nosotros consideramos la participación como un valor importante pero actualmente no es un tema central de la practica de microcredito, ya que la misma cuenta con una metodología muy pautada, lo cual es beneficioso para el proceso de otorgamiento de crédito y se prefiere no agregar otras actividades a esta instancia pero sí estamos abiertos a generar nuevas instancias y proyectos que puedan hacer crecer la participación de nuestros destinatarios.
 
  
Insisto en que la participación tiene que ver con que nosotros, como profesionales e interventores sociales, podamos "dar" con aquello que le interesa a la gente aunque ésto sea mínimo....
 
  
En nuestra labor con jóvenes, la participación activa y prepositiva de los mismos es fundamental  lo que nos plantea retos  y  demandas constantes,  implementación de ideas creativas  e innovadoras que sean atrayentes  muchas de las técnicas y métodos que usamos son producto de  la practica y el ensayo, acompañado de una constante revisión y evaluación  en la cual los y las jóvenes tienen un papel relevante,  ya que  , su  opinión , sus propuestas y observaciones  nos indican el camino a seguir, los aspectos a mejorar los métodos o técnicas a implementar, lamentablemente su participación no siempre es satisfactoria, muchas veces  es pasiva y desinteresada lo que limita el logro de las metas  y la superación personal, concuerdo con el planteamiento de  que el asistencialismo  ha sido y sigue siendo una práctica muy extendida,  metido en nuestra cultura a tal grado que nos hemos acostumbrado al mínimo esfuerzo . Sumado a esto las limitaciones económica, la realización de las tareas domesticas y el asumir responsabilidades familiares  sobre todo en hogares de parejas disueltas es una carga pesada.  Sin embargo creo que poco a poco debemos ir labrando camino, motivando y alentando la participación buscando nuevas técnicas y alternativas que nos permitan desarrollar nuestras acciones  e involucrar a los y las jóvenes de forma consciente, dinámica  empujando el cambio personal  y colectivo.
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=== Ideas sobre la participación en salud. 23 de agosto, 2018 ===
  
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En la cuestión de la participación y cómo interpela el campo de la salud aparece el problema de la propia representación de la idea de salud. La idea de participación comunitaria implica participar en    algo que entendemos como común.  “En cuanto al concepto de comunidad, su etimología refiere a su calidad de común, a aquello que no siendo privativo de uno solo, pertenece o se extiende a varios.” El pensar la salud como algo común y no como un constructo individual-biológico aparece como un gran desafío para promover la participación comunitaria en salud. ¿Porqué ser parte de un proyecto colectivo vinculado a la salud si ésta es un problema individual?
  
'''Alternativa3'''
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Aquí también se pone en juego la dificultad de la participación en una sociedad individualista, competitiva y consumista, donde los objetivos individuales y privados se imponen a las necesidades comunes.  Las propuestas neo-liberales se sostienen en estas ideas de la responsabilidad personal y la culpabilización que tienden a ocultar las responsabilidades políticas y sociales en los procesos de salud-enfermedad-atención y cuidado. En esta línea, ciertas posturas de participación estuvieron al servicio de des-responsabilizar el lugar del Estado en su función de garantizar el derecho a la salud. Menéndez en sus escritos, vincula ésta cuestión con una interpretación particular de la idea de APS que deja a la comunidad, y principalmente a los sectores populares, a cargo de cuestiones en las que el Estado diluye sus responsabilidades.  
En todas las reflexiones encontramos algunos aspectos en común que nos han ayudado a no sentirnos tan solos en la complicada tarea de asumir la participación de los destinatarios.
 
En general vemos que las organizaciones se plantean esta temática como un gran desafío y con un deseo sentido de concretarlo.  
 
  
Como lo hemos detallado en algún momento “la participación”, hoy día, no es un tema central para la practica de microcréditos, no porque lo consideremos poco importante sino que porque el camino o proceso de microcrédito que realizan nuestros destinatarios para obtener financiación, es ya un espacio acotado, pensado durante 8 años, pulido y sistematizado (en cuanto al proceso); se nos complica mucho pensar la participación desde este lugar. Pero sí tenemos el desafío de pensarlo para otros espacios que abrimos y proponemos a nuestros destinatarios.
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Otra cuestión a tener en cuenta en el problema de la participación social en salud es una disputa por el modo en que se va construyendo la idea de “derecho a la salud”. Aparecen tensiones entre una idea de derecho sólo como “reclamo de servicios” que no permite una apropiación y una construcción colectiva del derecho. Por otro lado, también se construye una idea de derecho como oportunidad colectiva. Este modo de pensar el derecho no abandona la conciencia de la responsabilidad del Estado pero también promueve la organización comunitaria y la recuperación de los saberes populares en la construcción de la salud comunitaria.  En este sentido, la salud como derecho colectivo implica poner en tensión distintos modelos de ciudadanía y de modos de construcción de la subjetividad.  
  
Algunas cosas que hemos podido aprender desde este espacio colectivo son:
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Algunas corrientes alimentan la representación de “una sociedad de consumidores”, que invita a pensar los derechos sólo como el derecho individual al acceso de “ciertas personas” a “ciertos servicios”. Por el contrario, una idea de ciudadanía colectiva y participativa involucra pensar en la democracia como un sistema que debe garantizar desde el Estado la posibilidad de construir junto a las personas y sus organizaciones un modo de organización social más justo que permita el ejercicio de derechos a toda la población.
o Que la participación se entiende y hay que pensarla desde el contexto que presente la practica, el destinatario, etc. Esto nos parece clave, porque muchas veces buscamos la receta perfecta o los pasos sistemáticos para que la gente se sume.  
 
  
o También es clave mirar, escuchar “la voz del otro”, lo que tiene para decir, ser más pacientes que expeditivos, darle tiempo y espacio para que todos puedan hablar; lo contrario sería forzar desde el apuro, el discurso del otro y en esto correr el peligro de que la única idea sea la nuestra (organización). Partimos del principio de que todas las personas tienen algo para decir, que pueden existir aprendizajes mutuos, capacidades que compartir, por esto y por muchos otros valores que las organizaciones por lo general defendemos es que se hace verdaderamente importante pensar la participación desde la escucha atenta a los destinatarios de nuestra practica. Coherencia.
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Consideramos que un equipo de salud que se proponga promover una participación comunitaria genuina debe asumir una posición ético-política ya que: “involucrar al individuo en una actividad colectiva tendería a superar la atomización social y posibilitaría la construcción de una subjetividad no centrada en lo privado”.  
  
o Algo que nos surge de leer el aporte de todos y mirando hacia adentro pensamos es necesario abrir la cabeza para poder pensar distintos niveles o formas de participación. Muchas veces en nuestro imaginario participar es tener a todos sentados en una asamblea dando su opinión, o nos complicamos con la idea errónea de que participar es trabajar dentro de nuestra organización, bajo el formato que nosotros entendemos o solo tomando en cuenta nuestra experiencia de participación.  
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Para seguir complejizando estas cuestiones, encontramos otras representaciones que afectan negativamente la participación en salud. Por ejemplo las representaciones acerca de lo público como gratuito pero de mala calidad y lo privado como de buena calidad y accesible a partir del mérito social. En este sentido, las bocas de distribución pueden verse afectadas por esta representación.
  
''Se hace necesario pensar la participación con los pies en el territorio y la cabeza y el corazón puestos en la gente, más que en elucubraciones propias.''
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Desde los equipos de salud que participamos en esta experiencia, buscamos procesos de acompañamiento y encuentro en el cuidado de la salud  de los diferentes actores, pensando también el uso del preservativo como un problema de salud colectiva. Por ejemplo, las escuelas son una oportunidad de debatir estas cuestiones como un problema social y no individual. Pensar a los adolescentes y jóvenes como multiplicadores en estos temas aparece como una oportunidad.
  
''''''Circulo de Ajedrez de Moreno, práctica, enseñanza del ajedrez:''''''''Texto en negrita'''' En lo que respecta al la práctica del ajedrez, podemos decir que hemos puesto sobre la mesa importantisimos temas tales como intentar resolver o minimamente encontrar una solución que no acentue tanto las paradojas que se producen en nuestra práctica, el ajedrez, un juego milenario que es, segun nuestro modesto saber y entender, fundamental para el desarrollo cognitivo de los niños en edad escolar, por que los estimula a pensar, razonar, calcular distintas posibilidades de desarrollo de estrategias, a traves de un juego, lo que para los nios podria decirse es un simple juego, la idea inicial de llegar a toda la población de Moreno, a traves de los niños en edad escolar que lleven el ajedrez como cultura desde la Escuela a sus casas como modo de propagación de este juego, los problemas que se generaron mas que nada de índole externa a nuestro proyecto nos obligaron a reformular ciertas metodologias, los chicos que no tienen plata para fotocópias, o presentan deficit de atencion por la mala alimentación, o por la carencia de afecto familiar, la mala conducta, son temas que fueron saliendo y que a veces encontraron por nuestra parte la necesidad de un Estado presente, que resuelva esas necesidades básicas que nosotros no ivamos ni nos correspondia resolver, pero al mismo tiempo encontrar maneras de "inventar" soluciones provisorias que permitan seguir adelante y poder retomar nuestros objetivos que tienen que ver con el desarrollo cognitivo de los chicos dede el ajedrez como heramienta pedagógica innovadora, la idea de que el Estado somos todos y que debemos acyuar en conjunto para resolver problemas estructurales es una de las cosas mas positivas que salieron a luz.
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Por último, consideramos que el contexto actual también brinda oportunidades para disputar el imaginario social instituido referido a la salud como problema individual (obturante de la participación comunitaria) y tensionarlo con nuevas ideas instituyentes para pensar la salud como problema social (idea impulsora de la participación en salud).  
  
Participar para ser parte. Tomar partido. El camino de la política.
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En este año, 2018, en Argentina y particularmente en la CABA es interesante pensar cómo interpela a nuestra experiencia de la “Red de distribución de preservativos” el enorme movimiento de “pañuelos verdes” por la aprobación legislativa de una norma que reemplace la ilegalidad del aborto.
El país democrático e inclusivo que nos convoca esta etapa de la historia necesita de actores que se construyan en identidades particulares, pero con capacidad de configurar un colectivo con capacidad real de disputar el poder a sectores que hace ya largo tiempo vienen imponiendo modelos de ajuste y lógicas de miedo y repliegue. Esa construcción se va realizando con proyectos participativos, pero también y sobre todo con: partidos políticos, con liderazgos hacia adentro de los mismos, con militantes y cuadros políticos (con capacidad de movilización como de gestión). Desde las organizaciones sociales hemos sobrevaluado la capacidad transformadora de las mismas. No porque no lo sean, sino por los límites que suponen. Los sectores populares organizados (mucho, medianamente y poco) son actores históricos en este proyecto de país que se viene realizando. Nos queda la tarea de identificar quienes son nuestros aliados para tender puentes, acercar posiciones, hacernos fuertes en la diversidad y claros en las propuestas.
 
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'''Organización, planeación y participación juvenil''', Arellano 2003 (Reflexiones Coordinador del área de orgaización y participación Juvenil ACJ-YMCA Meellín)
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Este movimiento de participación social es un ejemplo de lucha por una política pública diferente respecto a la salud desde una mirada política y comunitaria. Es interesante identificar que los enfrentamientos ideológicos y políticos que caracterizaron este debate y que son comunes a cualquier situación de disputa social parecen dejar también un terreno de acuerdo: la consigna de Educación sexual y uso del preservativo parece ser un punto de encuentro entre las posturas enfrentadas respecto de este tema.  
Estas tres vertientes de difícil asociación tienen conjunción en el interés o la necesidad de aproximación entre el mundo juvenil y el mundo adulto, los procesos de organización juvenil son y han sido quizás una de las apuestas de intervención mas representativas de quienes trabajan con juventud, la otra apuesta de trabajo con jóvenes es la que refiere al trabajo individualizado en instituciones reeducativas y formativas de carácter personalizado.
 
Mediada por la intervención con jóvenes encontramos una rama de propuestas metodológicas que pretenden implementar variado tipo de estrategias, ante la necesidad inminente de encontrar procesos de acompañamiento que dirijan su esfuerzo en lograr una inserción digna del joven al mundo adulto y la mejora de sus condiciones de vida, lo que para la experiencia nacional, se ha buscado por la vía del enfoque de participación juvenil, pensando también en la conservación de un engranaje democrático modelo social de gobernabilidad.
 
La planeación se ha constituido como mecanismo básico de participación de diferentes esferas poblacionales dentro de la normatividad, es la planeación para el desarrollo la vía fundamental por la cual las comunidades pueden posicionar y acceder a los recursos de una manera organizada y participativa, en la teoría.  Para el caso juvenil han existido intentos de trabajo que han permitido concebir a los jóvenes y sus organizaciones, insertos en el mundo de la planeación, varios planes de desarrollo juvenil han sido elaborados, pero al igual que experiencias adultas y actuales, ven agotados su esfuerzos en el desgaste del poco interés del aparato administrativo adulto, que no ha asimilado o no tiene la capacidad de asumir propuestas comunitarias de planeación y desarrollo con la verdadera importancia con la que debería hacerse.
 
De otro lado, existe un nivel de representación formal de la organización juvenil conformada obviamente por jóvenes, quienes son los voceros de su otra mayoría de pares, y quienes desde sus organizaciones, encuentran en la oferta institucional una posibilidad de despliegue de ideales y objetivos de sus procesos organizativos. Esta proporción es mínima frente a la estadística de jóvenes en el país, de todos modos a excepción de los procesos personales son la única forma concreta que tienen los encargados del tema para desplegar su accionar y esperar un resultado en términos de participación juvenil.
 
Es en el encuentro de la instancia organizativa juvenil con la capacidad instalada que se menciona, en donde surgen las interacciones que determinan las miradas, los enfoques, y los métodos de intervención con jóvenes organizados, enfoques que se complementan con la obtención de información en la intervención personalizada  y en las estadísticas recogidas del cambiante contexto de país que vivimos.
 
Con este panorama, vía la institucionalidad, y acorde con el ideal de participación promulgado desde la constitución del 91 (Carta Magna en Colombia), los procesos de intervención con juventud apuestan  a una formalización de  los procesos de acompañamiento a jóvenes, por medio de canales de participación organizados como planes de desarrollo juvenil, el CMJ (Consejos Municipales de Juventud9, los gobiernos escolares, instancias como los personeros escolares etc.  Estas apuestas han rendido mucho más que resultados, información al respecto de lo que puede resultar al tratar de intervenir un sector poblacional desde una perspectiva u otra y lo que se asume al concebir a la juventud desde dicho enfoque de participación en un contexto en el que apenas trata de nacer una cultura de este tipo.
 
Estas estrategias parten en el momento actual de varios sectores a saber: Estatal, institucional, sociedad civil en donde ubicaríamos a las ONG´s, y pretenden a través de una capacidad instalada avanzar en torno a los propósitos de acompañamiento desde su interés puntual con la característica de la no definición de políticas conjuntas de intervención,  a pesar de pensar como conjunto y en clave de participación. Sin embargo cabe anotar que dicha capacidad instalada cuenta con un alto sentido y necesidad de aunar esfuerzos en torno a su labor, pero pese a que esta premisa se plantea desde los noventas, hasta ahora no se tienen resultados al respecto en dicha conjunción. 
 
Es así como planteamientos de intervención que partieron de propuestas tan estructurales como la constitución del 91, vice-ministerios, lineamientos, acuerdos, políticas, artículos, decretos planes de desarrollo juvenil, apuestas institucionales de intervención tanto públicas como privadas y otros espacios, han desembocado en el desgaste, por su no trascendencia a instancias verdaderamente representativas y el no alcance de expectativas planteadas
 
De otro lado, desde la perspectiva positiva se puede apreciar que no es en sí problema el enfoque o la metodología, dado que se conocen experiencias que en el corto plazo y con el debido acompañamiento han dado resultados positivos y dignos de seguir en torno a procesos participativos de menor escala, ejemplo en la construcción de un modelo de intervención en juventud con un enfoque participativo.
 
La experiencia puntual de ACJ en la comuna trece demuestra que los procesos se dificultan desde la poca formación que tienen los sujetos jóvenes en situaciones tan simples como no saber leer o escribir, pero que un debido acompañamiento a dichas falencias genera experiencias prometedoras.
 
De esta manera cabe resaltar que la intervención debe ser concebida desde la formación personal de los individuos, que participación es un concepto que se debe transmitir desde la escuela y los espacios de socialización del sujeto y que aparato estatal, oferta institucional y sociedad civil deben retomar los mecanismos existentes para la participación juvenil de manera coherente, acordada, rescatando experiencia y concibiendo la formación y la  educación en la lógica de inserción del individuo al contexto social, brindando los elementos para que desde temprana edad los niños y jóvenes puedan pensarse como sujetos activos dentro de un engranaje que posibilita una actuación participativa.
 
  
He leído las experiencias anteriores y aunque es en distintos países y realidades, veo que tenemos problemáticas muy parecidas.  Este proceso inicialmente surge como una motivación del equipo coordinador, y como una oportunidad que nos ofrece la ALCACJ, vimos -el equipo central, que esa es una de las carencias de nuestros grupos de voluntariado, por lo que nos pareció un desafío poder concretarlo en nuestro paìs. No se lo preguntamos a los y las voluntarias, si eso resolvería una de sus necesidades inmediatas como grupos de voluntariado o de la problemática comunitaria. Al hacerlas la invitación le sonó interesante sobre todo por la parte de ser lìderes y liderezas certificados de ACJ. Eso le da un valor agregado a su rol de voluntarios/as y a su papel de liderazgo ejercido en ACJ. Y pensamos con participación del voluntariado que el perfil debía ser para los y las voluntarias con mayor tiempo de permanencia y por lo tanto creíamos de mayor compromiso. Sin embargo, no ha funcionado del todo cuatro de nuestros participantes se han retirado del proceso. Por otra parte, no nos garantiza que en el proceso de desarrollo del programa se puedan resolver las problemáticas de dos de los grupos que están inactivos, desorganizados y atendiendo necesidades laborales, estudiantiles o personales.  Bajo este panorama me parece muy sabio los comentarios expresados en este apartado, por que creo que este proceso y el momento que atraviesan los grupos de voluntariado nos debe llevar a repensar la práctica de voluntariado y sus procesos -formativos, recreativos y de proyección comunitaria-, es oportunidad de conocer a fondo la realidad de cada grupo o proceso y de transformarla, desde lo que siente, desde lo que piensa, desde sus necesidades y prioridades y desde las realidades comunitarias, así podremos decir si nuestro proceso es participativo.
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En este sentido, este contexto nos permite pensar que la participación en salud también implica estar atentos a acompañar y aportar a los movimientos de participación que van asumiendo autónomamente ciertas demandas y disputas de sentido.  
  
La participación de los destinarios, depende directamente del nivel de incidencia de la población con la que se trabaja, es decir, en la medida en que éstos conozcan, se preparen, capaciten y formen como individuos, lograran incidir en los diferentes escenarios, particularmente su comunidad. Aun así, esto no es garantía de verdaderas transformaciones sociales, pues dependen también del compromiso de la sociedad civil, las organizaciones gubernamentales y las instituciones de base, a través del diseño de programas que generen la inclusión activa de los y las jóvenes particularmente, de tal forma que como sujetos de manera coherente aporten a la generación de procesos y experiencias de participación e incidencia en el tejido social, reconociendo la diversidad, rescatando la experiencia a través del diálogo intergeneracional.
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Por último, desde una mirada más micro de este tipo de experiencias reflexionamos acerca de la importancia de generar espacios de participación genuina en los temas de salud que permitan abordarlos en toda su complejidad y no solamente desde la mirada más normativa y clínica de los equipos de salud.  En la cuestión del uso del preservativo es necesario animarse a tomar en cuenta las necesidades genuinas de la población. Por ejemplo, nos cuestionamos acerca de la ausencia de la problematización dialógica sobre la dimensión del placer en estos espacios.
  
Desde YMCA Lìderes Guatemala, la participación inicial de los destinarios fue poca. Si se incluyó en el proceso de formador de formadores al voluntariado, y desde allí podríamos decir que el proceso es integral. Sin embargo, no realizamos diagnósticos grupales sobre si este es uno de los programas que resolvería los problemas de los grupos de voluntariado. El programa ha sido muy bien recibido por tres de los cuatro grupos. Sin embargo, en el desarrollo de la temática hemos hecho un FODA de cada grupo y desde allí cada grupo ha elaborado su plan de seguimiento o acción comunitaria. Esta actividad nos lleva a ver que aunque estamos en un mismo país y trabajamos con jóvenes y la dinámica comunitaria refleja situaciones similares; las propuestas de acción deben proponerse desde la vivencia y experiencia de los y las jóvenes.
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PRUEBA MARTIN 30 MARZO 21 X DIPLOMATURA

Revisión actual del 21:23 30 mar 2021


El texto que se expone a continuación surge del trabajo de síntesis realizado por el Equipo Central de Reprasis, a partir de las contribuciones de los sistematizadores, desde mediados del 2007, hasta finales de abril de 2010. Dicha síntesis es el resultado de los cientos de aportes de los sistematizadores, cuya tarea se realiza en la Fase IV, “Conceptualización”, aportando su reflexión sobre los aspectos más sobresalientes de su práctica. ¿Cómo llegan los sistematizadores al espacio de gestión colectiva de conocimientos? Cada uno lo hace a partir de las paradojas que identificó en su práctica en la Fase III, “Interpretación”. Sin embargo, los sistematizadores libremente pueden trabajar (y así lo han hecho) en los diferentes temas de discusión propuestos en el espacio de gestión colectiva de conocimientos, incluso proponiendo nuevas conceptualizaciones. El sentido de un espacio colectivo de generación de conocimientos radica en la capacidad de generar procesos de síntesis, y de ir identificando los aspectos que surgen con regularidad. Esto genera, con el paso del tiempo, un consolidado de temas y abordajes de los mismos, al que podemos acceder sólo en la medida que –respetando el espíritu y sentido literal de las expresiones vertidas en el espacio común por los sistematizadores- logremos identificar las principales regularidades y podamos dar cuenta de ellas de manera concisa, precisa y comunicable. Con este sentido, esta tarea fue y será realizada por el Equipo Central de Reprasis, de manera periódica. Cada uno de los aportes particulares están presentes en los conceptos generales que a continuación se presentan: éstos surgen de los primeros, y no de elaboraciones propias del Equipo Central de Reprasis. Los sistematizadores podrán acceder al proceso previo de generación de la presente síntesis, accediendo a la opción “Historial”: este espacio es la memoria de todos los aportes y modificaciones realizadas desde la creación del espacio colectivo de conocimientos. De tal manera, que esta síntesis no elimina los aportes particulares de cada uno de los sistematizadores, sino que están doblemente incluidos: en el “Historial”, en su versión textual; y en el actual síntesis elaborada por Reprasis.



INTRODUCCIÓN

La participación de los destinatarios de una determinada práctica social se ha convertido, en las últimas décadas, en uno de los pilares centrales sobre los que se asienta la crítica a los modelos de acción social asistencialista. El asistencialismo no permitía más lugar al destinatario que el de ser un mero receptor de acciones de ayuda o apoyo ante situaciones de vulnerabilidad.

La ruptura con dicho modelo supuso una profunda reflexión sobre este tema y abrió la posibilidad de nuevas formas de intervenir en la realidad social, donde el destinatario participa en el diagnóstico, desarrollo y evaluación de las prácticas en las que está involucrado.

Si bien este nuevo modelo horizontal y democrático goza actualmente de un gran consenso intelectual, muchas veces la implementación de estos postulados no son tan simples de llevar a la práctica. En general, todos estamos de acuerdo y adherimos -en nuestros equipos de trabajo- al supuesto de la participación, pero: ¿hemos sido capaces de crear y mantener mecanismos para escuchar estas voces? ¿qué pasa cuando lo que escuchamos en esas múltiples voces no concuerda con los objetivos previstos por el equipo de trabajo?

El sostenimiento de la participación de los destinatarios de la práctica es un problema común en las prácticas sociales de diferente tipo. Aunque la práctica haya surgido de pedidos o demandas o identificación de problemas en la comunidad, grupo o personas a las cuales va dirigida, suele suceder que la participación tiende a mermar con el paso del tiempo. Aburrimiento, falta de incentivos, problemas estructurales (pobreza, etc.) son los factores que inciden en esta situación.

Cada práctica social tendrá experiencias diferentes con esta temática, la idea es poder compartir aquí estos saberes relacionados con la participación de los destinatarios.

Contenido

El contexto de los espacios participativos

Condicionantes que definen la participación

Cuando se plantea el tema de la participación es necesario especificar de quién y cómo. Desde allí comienza un largo camino donde existen varios condicionantes (el entorno, la población, la práctica y el técnico) que van a definir las modalidades de la misma. Hay que pensar la participación a partir del contexto de la práctica. Esto es clave porque no existe una receta perfecta para que la gente se sume.

Sin embargo la participación puede estimularse si se conocen los intereses de la población y si se les acompaña en un proceso de discernimiento de las necesidades y prioridades que les aqueja. Una confrontación de sus sueños con la realidad contractual. Que puedan decidir iniciar un camino al cambio o quedarse en la situación actual. En consecuencia la participación se puede generar a propósito de estímulos. De un ver, juzgar y actuar. En la confianza de que toda persona puede autogestionar cambios, si se lo propone, mejor lo hará si hay motivaciones personales y/o colectivas y más si se le insentiva a que todo puede ser diferente con acciones pensadas y pasos seguros a dar. Hay que lograr que la población recupere su protagonismo, para ello es menester acompañar y no señalar el camino. Sí, se pueden abrir alternativas para que la población decida. La participación masiva no surge por generación espontanea, ésta debe ser estimulada y es un proceso lento y mucha de articulación.

Interactuar con grupos familiares en gran vulnerabilidad social, con problemáticas asociadas a contextos de exclusión social y deficitarias competencias en el ejercicio de su rol intra y extra familiar, supone une esfuerzo extra para promover en ellos la necesidad de los espacios de soporte y crecimiento, por un lado y la recuperación de sus expectativas de auto-eficacia, es decir volver a creer en ellos mismos en su individualidad y como colectivo familiar para poder superar las problemáticas que les entrampan. De igual forma es necesario incidir en las familias beneficiarias el agruparse con sus pares en los entornos comunitarios, a fin de poder solucionar problemáticas que a primera vista son individuales y particulares a ese grupo familiar, de manera colectiva, al identificar indicadores en común que les afectan y potenciadores que en conjunto los pueden resolver.

Organizaciones de base y diagnóstico

En general, cuando se trabaja con organizaciones de base –creadas a través de las propias motivaciones de un grupo de personas- el espacio participativo ¿se ha establecido sin diagnóstico previo?. Las motivaciones de un grupo de personas que deciden juntarse responden a una coincidencia en su diagnóstico, respecto de un asunto determinado. lo que pasa es que no se hace explícito a través del lengueje escrito, pero en definitivas se juntan porque comparten una misma mirada y anhelos de cambio en del objeto o fenómeno que observan y que les gustaría que fuera de otra manera. Entonces hay un diagnóstico previo, individual y luego colectivo. Se juntan con una misma lectura o aproximación respecto de lo que está viendo cada quien. Es un proceso que a medida que se desarrolla puede tomar forma más clara y estructurada. Igualmente el diagnóstico es crucial porque permite priorizar las necesidades reales, las inquietudes y deseos de un grupo o del barrio. El aporte de los que montan el proyecto debe ser, de buenos facilitadores (con sus conocimiento y ténicas sociales) para que más allá de lo que ellos consideren, como bueno y oportuno, sean los mismos destinatarios los que hagan el camino hacia lo que esperan y definan el cómo, cuándo y por qué. Las necesidades pueden estar en el imaginario de un grupo, población o barrio y se va explicitando a medida que las personas comparten sus inquietudes,observaciones y sueños. Pueden ser protagonistas y destinatarios a la vez de un proyecto. No obstante hay un destinatario que por condiciones etáreas y de vulnerabilidad su participación es más pasiva, participa en cuanto recibe un beneficio y continua su desarrollo evolutivo o su moratoria para hacerse cargo de sí mismo. Es el caso , por ejemplo de niños, niñas y adolescentes que son maltratados, abandonados, desertan del sistema educativo o viven institucionalizados (Hogar de albergue o acogida); En estos casos se requiere que el Estado o profesionales y técnicos, adultos, determinen, en términos proteccionales y conforme a su interés superior, que no está definido por ellos mismos sino por la declaración universal de sus derechos, lo que es mejor para ellos en un contexto de protección y aseguramiento de su desarrollo. La participación de los destinatarios es entonces una realidad posible desde sus competencias, posibilidades y oportunidades como seres humanos en el llamado a ser co-creadores de un mundo con mayor dignidad para sus existencia.

Causas de la falta de interés de los destinatarios

Una causa de la falta de interés de los vecinos es la ruptura (que tiene 30 años de antigüedad) de cualquier forma de participación en los barrios y el aniquilamiento de lazos solidarios y surgimiento a pleno del individualismo en la década de 90. La escasa participación es uno de temas que inquietan y llevan a buscar (a veces) distintas formas para lograrla.

La participación es una conducta aprendida y puede ser estimulada, según lo que se observa a través de la experiencia. Hay situaciones que pueden influir para no incorporar una conducta participativa, ausencia de estímulo, inhibiciones, desconfianzas, miedos fundados e infundados, etc. Las dictaduras, por ejemplo inhiben la participación sobre todo a las disidencias al régimen dictatorial y cuando una dictadura se extiende en el tiempo no sólo inhibe sino aniquila la participación. La ausencia de conductas participativas estimula un aprendizaje individualista, no se siente la necesidad del otro, se aprende a prescindir de la ayuda del otro. Los miedos y desconfianzas se arraigan en periodos de dictaduras por una suerte de sobrevivencia. En consecuencias pueden haber generaciones sin expresiones de participación, por esta ausencia, de no haber experimentado ni siquiera visto gestos de participación no se valora la necesidad de acciones conjunta, porque por periodos esta conducta se tornó peligrosa. La otra persona es un peligro que puede desestabilizar mi seguridad. Dividir para oprimir, parece ser la consigna de los dictadores, entonces en democracia hay que retomar procesos de participación que empiezan muy tímidas nuevamente y se requiere ir recuperando poco a poco las confianzas, el necesitarse, el volver a creer de que juntos podemos más. Hay que interrogar la historia, porque podemos encotrar periodos de participación significativa de parte de juntas de vecinos, donde se lograron urbanizaciones, mejoras de vivienda, comedores populares, eventos recreacionales, construcciones de escuelas, etc. Entonces parece que no hay falta de interés, más bien éste fue anulado por periodos de oscuridad. Los nacidos y nacidas en este periodo crecieron con esta triste realidad. Hay que recuperar entonces nuestra naturaleza asociativa, abrir las ventanas del mundo que nos muestran realidades de vida más humana en el encuentro con el otro. Es un proceso, ciertamente. Y como es un proceso y no se da de la noche a la mañana es importante que las organizaciones que trabajan con chicos puedan generar conciencia haciendolos participantes activos de la realidad y que concozcan sus derechos y obligaciones. Solo de esta manera, de forma progresiva y constante se podrán logar pequeños pasos que formen un gran cambio.

El problema del asistencialismo y su incidencia en la participación

El asistencialismo, que ha sido y sigue siendo una práctica muy extendida, se ha instalado en la cultura y esto repercute en las prácticas a la hora de poner en juego la participación en las organizaciones.

El asistencialismo ha sido y sigue siendo una práctica muy extendida en Argentina y se encuentra enraizada en la cultura a tal grado que nos hemos acostumbrado al mínimo esfuerzo.

Como práctica extendida, es común que las organizaciones se vean a diario exigidas a salir al cruce de demandas urgentes de los destinatarios (chicos, jóvenes, familia) que requieren la intervención de los educadores en situaciones puntuales. Esta respuesta inmediata a la “emergencia” hace que pierdan de vista los objetivos que direccionan sus prácticas y hasta que ocupen roles que no les compete, como en el caso de un educador que acompaña a un adolescente en situaciones que corresponde que lo hagan sus padres. Reflexionar sobre la práctica regularmente en reuniones de equipo, ayuda a analizar en conjunto las situaciones y los modos de intervención, a fin de evitar repetir esas conductas y futuros “desbordes” Asimismo, realizar el acompañamiento de los destinatarios y la reflexión y análisis de la situación conflictiva que vivan, en donde sean ellos mismos quienes se ejerciten en la toma de decisiones, progresivamente redundará en un aumento de confianza en sí mismos y en la valoración del esfuerzo personal.

El asistencialismo como concepto originario, de principios del trabajo social donde se "asistía" a un otro que no se le reconocían capacidades de autogestión, es obviamente contrario a los principios actuales de interacción. Pero no debemos confundir con la necesidad de acompañamiento de aquellos sectores excluidos en nuestras sociedades, donde aún existen familias con necesidades de primer orden insatisfechas, que perpetúan sistemas precarios de vida al no saber como acceder a las políticas asistenciales, que el Estado destina. Aún como sociedad tenemos grandes brechas sociales y aún es necesario ese asistencialismo que acompañe a los menos favorecidos y visibilice al Estado que están ahí y presentan múltiples necesidades. No debemos invisibilizar a aquellos menos favorecidos, que aún el Estado está en deuda, y a quienes es más fácil olvidar u obviar en la política pública porque no cuentan con capacidades biopsicosociales para poder autorepresentarse sus demandas y exiguir principios de igualdad y equidad.

La participación en instituciones estructuradas

La participación de los destinatarios de la práctica social dentro de ámbitos estructurados (por ejemplo: una cárcel) es limitada o casi nula. Muchas veces la rigidez del contexto es adoptada, con el tiempo, por los profesionales. Considerar la participación en forma horizontal o sea tener en cuenta los temores, deseos o lo que realmente les sucede a los destinatarios, es romper el sistema de poder verticalista.

Fortalecer los espacios de participación existentes

Muchas veces el "dilema" en el tema de la participación tiene que ver con cómo hacer para que la gente participe a las propuestas realizadas, pero quizás el desafío sea acompañar y fortalecer los espacios participativos existentes entre los grupos destinatarios. Si la propuesta surgió desde el grupo de interés entonces eso tendría que ir acompañado de participación activa en ello. Si el motivo de la participación es impuesto eso no insentiva a participar, porque no tiene sentido para el grupo, no les interpreta, no saben ni por qué tendrían que moverse en pos de qué. Generalmente el agente socializador, "iluminado", "el que sabe lo que que hay que hacer", señala el por dónde, por qué, cómo y cuándo y lo hace porque es él el que sabe. Este es un error muy común. El agente socializador es un verdadero educador, un facilitador que ayuda a que la población se encuentre con aquellas cuestiones más sentidas de cada uno de sus miembros y del grupo. Es como una partera que ayuda a salir, desde el interior de la vida, una vida nueva.

Generar espacios en los que "la palabra circule"

Es importante generar espacios en los que "la palabra circule", espacios en los que se escuchen los conflictos que se producen en la convivencia diaria.

La a-dicción no es una problemática propia de estupefacientes y mucho menos de un sector social. “No hablar” representa muchas veces un sistema de defensa engañoso o cortoplacista que hipoteca la participación y disgrega. Toda práctica que favorezca que la palabra circule y se encauce en un sentido común es constructiva. Al respecto es de señalar que una propuesta de estas características (como pueden ser espacios de asamblea o grupos operativos) suelen generar resistencias y miedos al inicio.

Generar espacios en donde todos los que participan tengan voz, se sientan escuchados y experimenten el valor de su propia palabra, les dará confianza para darse a conocer, para valorar la palabra como herramienta que ayuda a resolver conflictos, en lugar de la violencia, para compartir propuestas de acción conjunta que involucre a los destinatarios y estimule su poder de iniciativa

Enfrentar el problema de la participación: observar lo que pasa y establecer caminos alternativos

A menudo en las prácticas sociales se presenta el problema de la poca participación. Algunas veces los intentos de solucionar “el problema” se presentan bajo el lema de “hacemos lo que podemos”. En estas situaciones se presenta como necesario detenerse y observar lo que pasa, redefinir objetivos y roles.

Las reuniones periódicas son de vital importancia en la medida en que habilitan un espacio de supervisión y evaluación constante de la tarea. Además, permiten imaginar caminos alternativos, evaluar y avanzar de acuerdo a los objetivos propuestos. A partir de recuperar la constancia de las reuniones y dejar de lado la idea de “hacemos lo que podemos” la participación puede aumentar.

Igualmente, para poder llegar al destinatario, no sólo es necesario generar mecanismos de inclusión de los destinatarios, sino también que el equipo de trabajo tenga en claro los objetivos del proyecto.

'''Otros actores''' En toda organización comunitaria existen los destinatarios directos de la práctica, para los cuales son pensadas las actividades y a partir de sus características surgen los objetivos principales de la organización. Pero también están aquellos actores relacionados con los destinatarios principales que se ven involucrados y beneficiados de la práctica aunque no directamente. Dichos actores intervienen en nuestra práctica asi como esta los modifica. En ciertas ocaciones existen tensiones entre la organización y este nuevo actor. Hay veces que este vínculo favorece a ambas partes, pero en otros momentos existen discrepancias que incluso afectan el trabajo con los destinatarios reales. Siendo que también se incorporan como destinatarios se tiene que incluirlos en la actividad, hacerlos partícipes y definir desde que lugar actuarán según nustros objetivos para lograr lo deseado con el conjunto de destinatarios. Un ejemplo de estos actores pueden ser las familias y los destinatarios reales o directos serían los chicos que asisten a los centros comunitarios.

La construcción y las necesidades de los destinatarios

Construcción de los destinatarios: "carentes de…" o "con potencialidad para…"

La construcción que las organizaciones, instituciones o programas hacen de los destinatarios (para quienes están destinadas las prácticas) es uno de los aspectos centrales que determinan no sólo el horizonte de trabajo, sino también la elección de los abordajes, técnicas de trabajo y metodologías. Esa construcción de un destinatario "imaginado" tiene incidencia en la definición de los objetivos y en el modo en que -concretamente- participan en el diseño, implementación y evaluación de la práctica. La "construcción del destinatario" no es un diagnóstico del destinatario: es una imagen, un concepto o una idea acerca de cómo es el destinatario, sus cualidades y potencialidades. Sobre esa construcción imaginaria se piensa, desarrolla y evalúa la práctica. Sin embargo, en muchas ocasiones ese tipo imaginario no coincide con quienes concretamente participan de las prácticas. Esa diferencia muchas veces ocasiona fuertes tensiones al interior de los equipos de trabajo, y de las mismas organizaciones, instituciones o programas desde dónde se realizan las prácticas. En el mismo sentido, en la medida en que la práctica monte sus acciones a partir de concebir a un destinatario desde las carencias o desde las potencialidades se establece-al igual que en el caso anterior- el ángulo desde donde se van a determinar objetivos, elegir metodologías y criterios de evaluación. ¿Es lo mismo concebir a los destinatarios de nuestros programas o acciones como "carentes de..." o "con potencialidad para..."?. Ciertamente no es lo mismo, la interación tendrá características distintas si se sigue uno u otro camino. Los objetivos y la consecusión de éstos se verán afectados. En la teoría de la psicoeducación podemos encontrar fundamentos que señalan aspectos favorables al centrar nuestra interacción en las potencialidades de los destinatarios. Enfocarse en sus potencialidades predispone a profesionales y técnicos sociales, con optimismo respecto de lo que es posible que los destinatarios logren. Todo el quehacer, en la interación y en la consecusión de los objetivos, se ve influida al centrar nuestras acciones a partir de las potencialidades. La mirada en las carencias nos conduce implicitamente por o hacia una profesía autocumplida. Iniciamos acciones casi para fracasar. ¿Por qué razón los destinatarios imaginados no suelen ser los destinatarios reales, de las prácticas que nuestras organizaciónones promueven? La experiencia nos permite observar que algunas organizaciones las dirigen profesionales que no ponen su profesión al servicio de la comunidad, de la gente, de la vida digna; más bien son profesionales que se sirven de su profesión mejorando sólo su calidad de vida. Estos mismos son busquillas y dan con fuentes de financiamiento para atender ciertas problemáticas que no necesariamente sea necesario atender en una determinada realidad, entonces los diagnósticos son cuestionables y por cierto los destinatarios de cualquier intervención, porque lo que importa es el acceso al recurso financiero y puede que el destinatario atendido no presente la problemática por la cual se recibe financiamiento. Esta puede ser una causa, de la cual somos responsables de erradicar, denunciando prácticas inescrupulosas. Felizmente lo que prevalece es una conciencia social y de servicio al mejoramiento de una calidad de vida para todos.

Aprender a escuchar la voz del otro

También es clave escuchar "la voz del otro" (lo que tiene para decir) ser más pacientes que expeditivos, dar tiempo y espacio para que todos puedan hablar. Evitar forzar al otro a hablar, ya que así se corre el peligro de que las ideas que circulen sean sólo las de la organización. Todas las personas tienen algo para decir y, es por este motivo, que pueden existir aprendizajes mutuos.

Sin duda es prioritario reconocer al otro como sujeto de derechos y respetarlos.Así como también al establecer estándares de participación u objetivos de logro, es necesario que quienes interactuamos desde la perspectiva de la organización,no sobrepongamos nuestras opiniones o patrones personales en la práctica, es decir no pretender que el otro participe de acuerdo al concepto y estándar que poseo individual u organizacionalmente, sino desde sus propias experiencias y convicciones, alentándole constantemente, respetando sus características, capacidades y tiempos.

Conocer necesidades para lograr la participación

Para que los destinatarios se apropien del espacio es necesaria una lectura acertada de sus necesidades (problemáticas sociales, no sólo las meramente económicas). Esta es de utilidad para un acercamiento entre los sujetos de la organización y los destinatarios.

Reflexionar sobre la participación

Reflexionar sobre los espacios participativos

Es importante trabajar, en primer lugar, sobre la idea y las experiencias de participación experimentadas por aquellos que coordinan espacios participativos.

Es importante también hacer hincapié y reflexionar sobre el lugar de la palabra. A veces la gente tiene temor a exponerse, a decir, a escribir, grabar, etc. Es necesario generar espacios en los que se tome y registren con cuidado las palabras.

Pensar distintos niveles de participación

Se pueden pensar distintos niveles o formas de participación. Muchas veces en el imaginario “participar” significa que todos estén sentados en una asamblea dando su opinión o bien que la misma implica trabajar en alguna organización determinada (bajo un formato preciso o de acuerdo a experiencias personales). Es necesario pensar la participación con los pies en el territorio y considerando a la gente más allá de cualquier elucubración personal.

Pensar en pequeñas acciones participativas

Es importante considerar que los niños, jóvenes, adultos, adultos mayores y personas con necesidades especiales son importantes y que de ellos aprendemos y para ellos trabajamos. Es por esto que no se tienen que dejar de lado sus comentarios y sugerencias. Esta participación, sea mucha o sea poca, tiene que ser valorada.

Se tiene que pensar en pequeñas acciones participativas, más que en grandes procesos. No porque estos últimos no sean "ideales", sino porque a veces es posible realizar pequeñas prácticas de participación cotidiana y no grandes procesos.

Interacción entre la organización y los destinatarios

Construir espacios participativos en la interacción entre quienes diseñan los proyectos y los destinatarios

La participación de los destinatarios se puede ir construyendo en forma paulatina, moldeando así la relación interpersonal que se desarrolla entre quienes diseñan un proyecto y a los que este se dirige. Se trataría de una relación de interacción en donde los usuarios y quienes planifican confrontan sus puntos de vista, aprenden sus lenguajes y la validez de sus posiciones. De esta manera, se produce también un interacción educativa, dado que tanto unos como otros aprenden y enseñan conocimientos y destrezas que benefician el diseño.

Incluir a los destinatarios en tareas metodológicas

Se requiere pensar en distintas estrategias para motivar la participación en la creación de proyectos y en la visualización de problemas. Apostar a una participación/acción de los participantes a través de la apertura -por parte de los orgánicos de la organización- de mecanismos de inclusión en las actividades y en el armado de la metodología de abordaje. Sabiendo que la práctica se construye, se planifica y acciona, volviéndose superadora, no sólo por la práctica que se lleva a cabo, sino por el sentido de pertenencia que se genera en todos los participantes de la organización.

Incluir la participación desde el comienzo del proyecto

La participación de los destinatarios en el desarrollo de las prácticas es fundamental. Lograr esto muchas veces es una tarea ardua. Una forma de que esto sea posible implica que la participación sea incluida desde un comienzo.

Lograr que las personas hacia las cuales va orientado el trabajo formen parte de todo el proceso puede hacer que los resultados obtenidos sean el producto de un quehacer conjunto y no una simple "bajada de línea" o ejecución de "profesionales" ajenos, muchas veces, a la situación que se intenta modificar.

La participación en la evaluación de los procesos

También resulta importante la participación de los actores involucrados en la evaluación de los procesos. Esta tiene que ser realizada en forma continua para que sea posible ir modificando las acciones e intervenciones según la propia voz de los actores.

Sin duda el contar con espacios de auto evaluación enriquece los procesos, por cuanto permite en primera instancia reforzar al otro en cuanto a su opinión y aporte, realizar procesos introspectivos sobre mis acciones y generar procesos de mejora continua, que permiten la evolución de la práctica. Es decir hacer presente en los usuarios el rol protagónico que cumplen en los procesos, ya que en definitiva, para ellos fue pensada la práctica que la institución realiza y por ende es fundamental su opinión, no por el sólo hecho de hacerle sentir que es oído, sino más bien como un real aporte de mejora continua.

Crear vínculos como camino hacia la participación

Participar también puede ser el resultado de la creación de vínculos de confianza, de valores, de cambios en la forma de pensar y hacer, etc. Es muy importante la cercanía, de esta manera la gente no se siente lejos de quienes le hacen una propuesta de participación en algún proyecto en particular.

El vínculo de confianza podría ser como un piso para poder hacer otras propuestas o generar otros espacios participativos.


'''Vínculos con otras organizaciones'''Título del enlace En general se da la posibilidad de vincularse con otras organizaciones, aunque se genera de manera indirecta el vínculo ya que buscan colabaorar en las organizaciones comunitarias y de esta manera dicha acción nos une. Esta colaboración permite dar a conocer el funcionemiento y los objetivos de los comunitarios, difundir el trabajo desde la educación popular como alternativa a la educación formal.

Destinatarios como protagonistas del cambio

En toda intervención y realidad social, es bueno tener presente que nosotros, a través de las prácticas, brindamos los aportes, impulsos y elementos que pueden ayudar a los protagonistas de las problemáticas a descubrir otros caminos y posibles soluciones frente a las dificultades y problemas. Sólo a los destinatarios les corresponde el cambio que es producto de conciencia y reflexión, no de imposición. Sólo a ellos les compete ser protagonistas principales en su propio cambio. Protagonismo que se adquiere en el entrenamiento constante como respuesta a estímulos permenentes que faciliten el proceso. A veces es necesario incorporar cuotas de creatividad, según las características del usuario. Suele haber personas muy intervenidas, producto de interacciones autoritarias y hegemónicas frente a las cuales hubo reacciones pasivas de otorgamiento y aceptación sin reflexión, probocando un acostumbramiento e inseguridad en sí mismo , para cambiar el estilo de interacción. En esto cobra mucha importancia la práctica social al considerar aspectos culturales que intervienen y el activamiento de estrategias participativas con orientación al cambio.

Trabajar en forma personalizada con los destinatarios requiere un equipo de trabajo que pueda responder a esa exigencia

Algunas prácticas buscan un trabajo personalizado, pero la organización que la acoge busca cantidad. En este sentido ¿Cómo se puede ofrecer un programa personalizado? Si queremos ofrecer un trabajo personalizado a un gran número de participantes se debería contar con un equipo de trabajo que responda a la cantidad de participantes que se maneja.

Experiencias

La participación en el trabajo con niños en el ámbito escolar

Intentar abrir espacios de participación con niños dentro del ámbito escolar genera varios interrogantes: ¿cómo proponer una participación real y no sólo simbólica? ¿cómo dinamizar las propuestas para que los niños se adueñen del espacio? ¿cómo acompañar los tiempos de cada grupo con una metodología acertada?

La apertura de espacios de participación con niños es fundamental para que ellos puedan aprender a usar su voz y que esta sea una herramienta disponible en el futuro. En la escuela en general se enseña más a los niños a escuchar, a copiar, a obedecer y a "hacer silencio" que a "levantar la mano para hablar", a fundamentar, defender y tener ideas.

Estrategias de trabajo participativo con niños

Se observa que las voces de los niños aparecen, espontáneamente, en otros momentos que no suelen ser aquellos que están "destinados a la participación". Esos momentos se dan entre ellos y con los adultos, desde el vínculo que se va consolidando. En este sentido si se quiere promover la participación y el uso de la palabra en los chicos, es importante escuchar y esperar siempre, no sólo en los momentos en los que el adulto quiere que se hable.

La participación en el trabajo con jóvenes

Muchas veces entre los miembros de las organizaciones y los jóvenes hay un abismo en los mecanismos de comunicación. Es por este motivo que es necesario realizar un aprendizaje para entrar en “ese otro mundo” (de símbolos propios) para poder escuchar y, a veces, ayudarlos a escucharse.

La falta de constancia determina también el “problema de la participación”. Esta tiene varias causas: la edad (se mueven esencialmente por las ganas), la realidad familiar y/o aspectos económicos. Estos condicionantes se deben tener en cuenta a la hora de poner pautas, horarios y fechas.

Es indiscutible que, cuando reconocen y pueden expresar a dónde quieren o desean llegar, son dueños de una gran energía y empuje. La ponen en movimiento y aparece, generando, muchas veces, una alerta de peligro porque los adultos pueden llegar a perder protagonismo. Entonces queda el desafío de aprender a caminar con diferentes roles como compañeros de camino.

Finalmente, hay que considerar que, cuando la participación tiende a mermar, esta situación se puede transformar en una oportunidad para buscar un nuevo impulso o cambiar de rumbo.

Cambios auténticos desde uno mismo y la importancia del entorno

Necesidad de no colocar en un esquema tan rígido la relación entre equipo y destinatarios, de tal manera que se pueda entender un proceso más integral en los cambios en la medida en que todos los miembros del proyecto son sujetos de transformaciones en el ida y vuelta de los aportes de todos.

Todos somos actores involucrados, aun cuando los pibes puedan ser el centro de la organización. La terminología “destinatarios” tiene su pro y su contra, pero tiene el límite de ser un poco rígido en lo que hace al proceso de cambio. Todos cambiamos en este proceso. Nadie cambia a nadie. Cada uno cambia, aunque ese cambio sea favorecido por el clima del entorno. ¿Quién es el destinatario de qué? Porque en alguna medida todos somos destinatarios.


Importancia de favorecer espacios comunes de toma de decisiones y evaluación que legitimen una participación auténtica.

Una de las trampas en que las organizaciones suelen caer es intentar generar participación de todos sus integrantes mientras que las decisiones son tomadas por unos pocos. La participación real se encuentra íntimamente ligada a la posibilidad de sentirse parte en la toma de decisiones. Por eso se necesita crear al interior de los grupos, espacios para que circule la palabra (especialmente de los destinatarios para los que fue pensada la práctica) en donde ellos intervengan para la toma de decisiones que hacen a las actividades y proyectos. Esta dinámica los anima a hacerse oír, los involucra directamente, los compromete y aumenta la participación y legitima la palabra personal. En nuestra organización fue de mucho provecho (aunque inicialmente resistida por muchos de los adolescentes) la práctica periódica de asamblea en la que decidir juntos de qué hablar y qué resolver. Muchas veces las decisiones en conjunto motivaron mayor participación en las tareas consecuentes. Necesariamente esto trae aparejado hacer el ejercicio de aprender a escuchar al otro. Esto resulta clave para “sintonizar” los intereses de todos los actores involucrados. Lo mismo sucede con las evaluaciones pertinentes en las que medir los resultados de las actividades y proyectos propuestos, valorar los logros, identificar las dificultades y revisar y modificar aquello que permita avances, considerando estas instancias como parte de un proceso de aprendizaje para todos. Donde tiene lugar un aprendizaje significativo, hay cambio y hay crecimiento. Si se toma esta herramienta como práctica cotidiana fortalecerá al grupo, y le dará la posibilidad de generar acciones que promuevan el "encuentro con el afuera" (las demás instituciones, los padres, la mirada social, la comunidad frente a los pibes) en donde puedan pensarse acciones comunes que propicien transformaciones en un ámbito más amplio.


Ideas sobre la participación en salud. 23 de agosto, 2018

En la cuestión de la participación y cómo interpela el campo de la salud aparece el problema de la propia representación de la idea de salud. La idea de participación comunitaria implica participar en algo que entendemos como común. “En cuanto al concepto de comunidad, su etimología refiere a su calidad de común, a aquello que no siendo privativo de uno solo, pertenece o se extiende a varios.” El pensar la salud como algo común y no como un constructo individual-biológico aparece como un gran desafío para promover la participación comunitaria en salud. ¿Porqué ser parte de un proyecto colectivo vinculado a la salud si ésta es un problema individual?

Aquí también se pone en juego la dificultad de la participación en una sociedad individualista, competitiva y consumista, donde los objetivos individuales y privados se imponen a las necesidades comunes. Las propuestas neo-liberales se sostienen en estas ideas de la responsabilidad personal y la culpabilización que tienden a ocultar las responsabilidades políticas y sociales en los procesos de salud-enfermedad-atención y cuidado. En esta línea, ciertas posturas de participación estuvieron al servicio de des-responsabilizar el lugar del Estado en su función de garantizar el derecho a la salud. Menéndez en sus escritos, vincula ésta cuestión con una interpretación particular de la idea de APS que deja a la comunidad, y principalmente a los sectores populares, a cargo de cuestiones en las que el Estado diluye sus responsabilidades.

Otra cuestión a tener en cuenta en el problema de la participación social en salud es una disputa por el modo en que se va construyendo la idea de “derecho a la salud”. Aparecen tensiones entre una idea de derecho sólo como “reclamo de servicios” que no permite una apropiación y una construcción colectiva del derecho. Por otro lado, también se construye una idea de derecho como oportunidad colectiva. Este modo de pensar el derecho no abandona la conciencia de la responsabilidad del Estado pero también promueve la organización comunitaria y la recuperación de los saberes populares en la construcción de la salud comunitaria. En este sentido, la salud como derecho colectivo implica poner en tensión distintos modelos de ciudadanía y de modos de construcción de la subjetividad.

Algunas corrientes alimentan la representación de “una sociedad de consumidores”, que invita a pensar los derechos sólo como el derecho individual al acceso de “ciertas personas” a “ciertos servicios”. Por el contrario, una idea de ciudadanía colectiva y participativa involucra pensar en la democracia como un sistema que debe garantizar desde el Estado la posibilidad de construir junto a las personas y sus organizaciones un modo de organización social más justo que permita el ejercicio de derechos a toda la población.

Consideramos que un equipo de salud que se proponga promover una participación comunitaria genuina debe asumir una posición ético-política ya que: “involucrar al individuo en una actividad colectiva tendería a superar la atomización social y posibilitaría la construcción de una subjetividad no centrada en lo privado”.

Para seguir complejizando estas cuestiones, encontramos otras representaciones que afectan negativamente la participación en salud. Por ejemplo las representaciones acerca de lo público como gratuito pero de mala calidad y lo privado como de buena calidad y accesible a partir del mérito social. En este sentido, las bocas de distribución pueden verse afectadas por esta representación.

Desde los equipos de salud que participamos en esta experiencia, buscamos procesos de acompañamiento y encuentro en el cuidado de la salud de los diferentes actores, pensando también el uso del preservativo como un problema de salud colectiva. Por ejemplo, las escuelas son una oportunidad de debatir estas cuestiones como un problema social y no individual. Pensar a los adolescentes y jóvenes como multiplicadores en estos temas aparece como una oportunidad.

Por último, consideramos que el contexto actual también brinda oportunidades para disputar el imaginario social instituido referido a la salud como problema individual (obturante de la participación comunitaria) y tensionarlo con nuevas ideas instituyentes para pensar la salud como problema social (idea impulsora de la participación en salud).

En este año, 2018, en Argentina y particularmente en la CABA es interesante pensar cómo interpela a nuestra experiencia de la “Red de distribución de preservativos” el enorme movimiento de “pañuelos verdes” por la aprobación legislativa de una norma que reemplace la ilegalidad del aborto.

Este movimiento de participación social es un ejemplo de lucha por una política pública diferente respecto a la salud desde una mirada política y comunitaria. Es interesante identificar que los enfrentamientos ideológicos y políticos que caracterizaron este debate y que son comunes a cualquier situación de disputa social parecen dejar también un terreno de acuerdo: la consigna de Educación sexual y uso del preservativo parece ser un punto de encuentro entre las posturas enfrentadas respecto de este tema.

En este sentido, este contexto nos permite pensar que la participación en salud también implica estar atentos a acompañar y aportar a los movimientos de participación que van asumiendo autónomamente ciertas demandas y disputas de sentido.

Por último, desde una mirada más micro de este tipo de experiencias reflexionamos acerca de la importancia de generar espacios de participación genuina en los temas de salud que permitan abordarlos en toda su complejidad y no solamente desde la mirada más normativa y clínica de los equipos de salud. En la cuestión del uso del preservativo es necesario animarse a tomar en cuenta las necesidades genuinas de la población. Por ejemplo, nos cuestionamos acerca de la ausencia de la problematización dialógica sobre la dimensión del placer en estos espacios.

PRUEBA MARTIN 30 MARZO 21 X DIPLOMATURA