Diferencia entre revisiones de «Construcción de la legitimidad institucional»
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− | + | La construcción de la legitimidad institucional se relaciona con el grado de congruencia o acuerdo entre lo que los destinatarios ven o esperan de la organización/institución/programa, y lo que la propia organización ve o espera, o proyecta de si misma. Esta falta de coincidencia puede redundar en una mayor o menor legitimidad institucional, es decir, una mayor o menor adherencia a la propuesta de trabajo, o mayor o menor participación de los destinatarios. En el mismo sentido, la legitimidad institucional se relaciona con el modo en que una organización valida su hacer institucional: respetando o adhiriendo en primer lugar a los deseos o necesidades de los destinatarios, o bien, definiendo objetivos y estrategias de trabajo/evaluación independientemente de las necesidades o deseos de los destinatarios. Esta disyuntiva alude directamente a las instancias de negociación entre los actores involucrados. Los intereses de los equipos de trabajo y de gestión institucional no siempre están en total congruencia con los intereses de los destinatarios. Este proceso de negociación puede tener diversos resultados: a) la primacía de los intereses de un actor sobre otro, b) la construcción de una nueva alternativa de práctica que tome en cuenta ambos; c) el quiebre de una práctica y su consecuente finalización por la imposibilidad de ponerse de acuerdo. | |
+ | Escuchar al otro (al destinatario) y ser escuchado es el inicio de un proceso de permanente negociación sin resultados predecibles. Muchas veces, el fracaso de las prácticas se debe a que no se ha podido construir un espacio donde hacer transparentes los distintos intereses o miradas. Es así, que en nuestras prácticas sociales los intereses de los destinatarios no siempre coinciden con los intereses de los equipos de trabajo y de gestión, como tampoco con los de las instituciones o los organismos de financiamiento. Puede ser válida una propuesta de intervención independientemente de lo que piensen o sientan los destintarios? ¿Sólo se valida la gestión institucional en la medida que las acciones o programas que se impulsen adhieran -en primer lugar- a los deseos o intereses de los destinatarios? ¿Cómo intervienen en la resolución de estas disyuntivas los equipos de trabajo? ¿Cómo juegan las estrategias de gestión institucional en la construcción de la legitimidad? La legitimidad institucional es construcción que se relaciona -de este modo- con la capacidad de negociación de los actores involucrados. A continuación, esperamos sus aportes para continuar reflexionando juntos acerca de esta temática. |
Revisión del 18:00 14 oct 2009
La construcción de la legitimidad institucional se relaciona con el grado de congruencia o acuerdo entre lo que los destinatarios ven o esperan de la organización/institución/programa, y lo que la propia organización ve o espera, o proyecta de si misma. Esta falta de coincidencia puede redundar en una mayor o menor legitimidad institucional, es decir, una mayor o menor adherencia a la propuesta de trabajo, o mayor o menor participación de los destinatarios. En el mismo sentido, la legitimidad institucional se relaciona con el modo en que una organización valida su hacer institucional: respetando o adhiriendo en primer lugar a los deseos o necesidades de los destinatarios, o bien, definiendo objetivos y estrategias de trabajo/evaluación independientemente de las necesidades o deseos de los destinatarios. Esta disyuntiva alude directamente a las instancias de negociación entre los actores involucrados. Los intereses de los equipos de trabajo y de gestión institucional no siempre están en total congruencia con los intereses de los destinatarios. Este proceso de negociación puede tener diversos resultados: a) la primacía de los intereses de un actor sobre otro, b) la construcción de una nueva alternativa de práctica que tome en cuenta ambos; c) el quiebre de una práctica y su consecuente finalización por la imposibilidad de ponerse de acuerdo.
Escuchar al otro (al destinatario) y ser escuchado es el inicio de un proceso de permanente negociación sin resultados predecibles. Muchas veces, el fracaso de las prácticas se debe a que no se ha podido construir un espacio donde hacer transparentes los distintos intereses o miradas. Es así, que en nuestras prácticas sociales los intereses de los destinatarios no siempre coinciden con los intereses de los equipos de trabajo y de gestión, como tampoco con los de las instituciones o los organismos de financiamiento. Puede ser válida una propuesta de intervención independientemente de lo que piensen o sientan los destintarios? ¿Sólo se valida la gestión institucional en la medida que las acciones o programas que se impulsen adhieran -en primer lugar- a los deseos o intereses de los destinatarios? ¿Cómo intervienen en la resolución de estas disyuntivas los equipos de trabajo? ¿Cómo juegan las estrategias de gestión institucional en la construcción de la legitimidad? La legitimidad institucional es construcción que se relaciona -de este modo- con la capacidad de negociación de los actores involucrados. A continuación, esperamos sus aportes para continuar reflexionando juntos acerca de esta temática.