Diferencia entre revisiones de «Prácticas legítimas»
Línea 163: | Línea 163: | ||
Podríamos decir que la camisa de fuerza institucional que ofrece la organización que acoge la intervención, tiene márgenes para (re)crear formas de acción. En tanto no tiene estructuras pesadas, altamente reguladas (en comparación a una cárcel por ejemplo); se puede echar mano de vericuetos que permitan una exploración más suelta sobre la gama de posibilidades a la hora de intervenir con determinadas poblaciones. También es arma de doble filo. Por ejemplo, hoy la institución tiene definida su postura en relación al trabajo infantil, pero hasta hace quince años, no se tenía idea meridiana sobre lo que había que realizar en el rubro y era fácil caer en recursos asistencialistas y proteccionistas. Hoy con un discurso más elaborado, se puede llegar a canales mayores de incidencia. | Podríamos decir que la camisa de fuerza institucional que ofrece la organización que acoge la intervención, tiene márgenes para (re)crear formas de acción. En tanto no tiene estructuras pesadas, altamente reguladas (en comparación a una cárcel por ejemplo); se puede echar mano de vericuetos que permitan una exploración más suelta sobre la gama de posibilidades a la hora de intervenir con determinadas poblaciones. También es arma de doble filo. Por ejemplo, hoy la institución tiene definida su postura en relación al trabajo infantil, pero hasta hace quince años, no se tenía idea meridiana sobre lo que había que realizar en el rubro y era fácil caer en recursos asistencialistas y proteccionistas. Hoy con un discurso más elaborado, se puede llegar a canales mayores de incidencia. | ||
+ | |||
+ | La legitimidad también se pone en entredicho por la permanente tensión entre lo abstracto y lo concreto. Nuestra intervención tiene dos componentes sumamente concretos y tangibles como lo representa la educación y la salud. Pero también aporta en ejes como concientización en derechos y participación ciudadana, más difíciles de "digerir". Todos los días nos topamos con la necesidad de aportar en las cuatro direcciones, sabiendo que las primeras resuelven el corto plazo, mientras que las últimas contribuyen sensiblemente en la mirada de largo plazo. Esta combinación entre corto y largo plazo puede a veces resultar disociante y hasta angustiante a los fines, porque todos resultan en procesos que deben ser internalizados en la cotidianidad de la intervención. |
Revisión del 14:29 13 oct 2009
La construcción de la legitimidad de una acción en curso, es uno de los problemas más comunes en las prácticas sociales de diferente tipo. Esta construcción se relaciona con la posibilidad de garantizar la participación de los destinatarios de las prácticas, pero sobretodo se relaciona con la capacidad de negociación de los actores involucrados.
Los intereses de los equipos de trabajo que ejecutan una práctica (y las organizaciones que los alojan) no siempre están en total congruencia con los intereses de los destinatarios. Este proceso de negociación puede tener diversos resultados: a) la primacía de los intereses de un actor sobre otro, b) la construcción de una nueva alternativa de práctica que tome en cuenta ambos; c) el quiebre de una práctica y su consecuente finalización por la imposibilidad de ponerse de acuerdo.
Escuchar al otro (al destinatario de nuestras prácticas) y ser escuchado -en el marco de prácticas de intervención social- es el inicio de un proceso de permanente negociación sin resultados predecibles de antemano. Muchas veces, el fracaso de las prácticas se debe a que no se ha podido construir un espacio donde hacer transparentes los intereses de los actores involucrados.
Es así, que en nuestras prácticas sociales nos encontramos muchas veces con que los intereses de los destinatarios no siempre coinciden con los intereses de los equipos de trabajo, ni tampoco entre ambos actores y las organizaciones que los financian o apoyan. La construcción de prácticas legítimas está relacionada con tres de las paradojas que hemos trabajado anteriormente: paradoja 3 (entre la idea de que la validez de las acciones se funda en los destinatarios; y otra concepción que entiende que la práctica es válida independiente de estos aspectos), paradoja 4 (entre una práctica asentada en convicciones éticas y exigencias de coherencia entre el pensar y el hacer, y la necesidad de resolver problemas concretos y reales, acciones y decisiones que a veces no se corresponden a dichos principios) y paradoja 6 (entre prácticas que se realizan en instituciones fuertemente estructuradas y la necesidad de impulsar acciones innovadoras). La creación prácticas legítimas se refiere a poder encontrar un brecha que te permite actuar, teniendo en cuenta los objetivos de la organización, tus propios objetivos como trabajador y los propios pbjetivos se los sujetos por los cuales estas interviniendo. Esta brencha puede generar prácticas superadoras que no solo intervengan en el problema concreto del sujeto sino que generen un cambio en la manera de proyectarse frente a la vida.
PARA PODER HACER UN TRABAJO DE INTERVECIÓN ACORDE CON LAS NECESIDADES DE LA POBLACIÓN ES NECESARIO PODER INDAGAR CUALES SON SUS NECESIDADES E INTERESES, PERO ESTO SE VUELVE COMPLEJO EN UNA INSTITUCIÓN A LA QUE LLEGAN SUBCULTURAS CON PARTICULARIDADES EN CREENCIAS, IDEALES, PRIORIDADES DE VIDA, ESCALAS DE VALORES, ETC; QUE VARIAN SEGÚN LUGAR DE ORIGEN (CAMPO O CIUDAD, REGIÓN O DEPARTAMENTO DEL PAÍS, ETC)Y QUE EN MUCHAS OPORTUNIDADES NO ESTÁN ACORDES A SU NUEVO CONTEXTO DE VIDA FAMILIAR E INCLUSO A LA DE LOS MISMOS PROFESIONALES DE LA INSTITUCIÓN. ES ESTA LA RAZÓN POR LA QUE EL PLAN DE INTERVENCIÓN DEBE SER PARTICULAR A CADA USUARIO Y DEBE PARTIR DE LAS MISMAS NECESIDADES ESPECÍFICAS EVIDENCIADAS A PARTIR DE UNA VALORACIÓN DIAGNÓSTICA.
La legitimidad de las acciones que efectuamos en el Patronato de Presos y Liberados de Salta, es uno de los nodos que se presenta en la práctica. En el desarrollo de la misma, existen discordancias entre los miembros del equipo de trabajo a la hora de determinar donde se asienta la validez de las acciones que generamos, si éstas deberían partir de los destinatarios o si son válidas independientes de éste aspecto. Por otro lado, siguiendo con el abordaje de la legitimidad de las acciones de nuestra practica, se encuentra el carácter de la institución, que impone el ejercicio de control sobre los destinatarios como aspecto ineludible de la misma. La institución, aunque no llega a ser de características totales, es la correlación de una que si lo es, como la cárcel, en contraposición a su rigidez estructural, surge la necesidad por parte de algunos integrantes del equipo de trabajo, de impulsar acciones innovadoras, transformadoras que se ven en puja con las que están marcadas por la impronta institucional.- La negociación, entre los intereses de los distintos actores (equipos de trabajo, institución y los destinatarios), se lleva a cabo de manera tácita, no existe institucionalmente, un espacio donde se revelen de manera abierta los mismos. Dicho choque de intereses, tiene como resultado, la superioridad de los intereses de la institución por sobre los de los de algunos miembros de equipo y por sobre los de los destinatarios de la práctica. Ya que la legitimidad de las acciones se fundamentan en el carácter de control de la institución y en el aspecto asistencial, no se parte de diagnósticos actuales, ni de la participación de los usuarios, los intereses de los miembros de equipo de trabajo también quedan relegados a los de la institución, en el sentido de que cualquier instancia novedosa imaginada o pensada, tiene pocas posibilidades en relación a esos arraigados intereses institucionales.- La legitimidad de la práctica, se fundamenta en un marco legal formal que da lugar a la creación de la institución e imprime rumbo a las acciones concretas. Surge el cuestionamiento entonces, por parte de algunos miembros del equipo de trabajo sobre tal legitimidad, esto surge también a partir de las condiciones concretas de vida de los destinatarios de la práctica que cada vez, con más notoriedad, reclaman ser tenidas en cuenta a la hora de proponer alternativas concretas y con posibilidad de incidir sobre las mismas. En el acaso de las destinatarias de la práctica, el desestimo por sus intereses, se hace más significativo ya que no se encuentran siquiera mencionadas entre los intereses de la institución, entonces, las necesidades de las mujeres con las que trabajamos no es abordada desde una perspectiva de genero que las contenga, por ende no se ofrecen alternativas en éste sentido.- En el ámbito donde tiene lugar ésta práctica, cuyas características se han reseñado anteriormente, se torna aun más dificultoso que en otros, poder negociar los intereses de la institución y su prevalencia por sobre lo de los equipos de trabajo y sobre todo sobre los de los destinatarios y destinatarias de la práctica. Hacer explícita ésta tensión entre los intereses de los distintos actores, podría constituirse en el primer paso para la construcción de ese espacio sumamente necesario, donde éstos se hagan transparentes para dar paso a un proceso de negociación entre los mismos, lo cual resulta de imperiosa necesidad para la construcción de una nueva alternativa de la práctica y para un mejor desarrollo de la misma.-
Considero que una práctica legitíma es la forma en que realmente se lleva a cabo esa práctica,teniendo en cuenta los intereses de las destinatarias en este caso. Sucede que en el ambito carcelario, las practicas legitimas no estan dadas porque precisamente no se tiene en cuenta los intereses de la interna. A lo mejor, si se considera la posibilidad de encontrar otras modos de intervencion se podria legitimarla.
La legitimidad de la practica social con niñas, niños y adolescentes en situacion de vulnerabilidad, será posible cuando un marco teorico permita leer lo que pasa con las situaciones abordadas, pensando en un dispositivo de intervencion, realizando capacitaciones construyendo teoria a partir de la practica. La legitimacion va ser posible siempre y cuando haya un aprendizaje real y pongamos en juego nuestro saber que reemplace al anterior.
Partiendo de lo anteriormente dicho : "Los intereses de los equipos de trabajo que ejecutan una práctica (y las organizaciones que los alojan) no siempre están en total congruencia con los intereses de los destinatarios. Este proceso de negociación puede tener diversos resultados: a) la primacía de los intereses de un actor sobre otro, b) la construcción de una nueva alternativa de práctica que tome en cuenta ambos; c) el quiebre de una práctica y su consecuente finalización por la imposibilidad de ponerse de acuerdo."
Podría decir que el resultado de nuestra práctica, hasta el momento, es "la primacía de los intereses de un actor sobre otro". Donde no sólo se juegan los intereses del equipo de profesionales sino que también juegan los intereses de la comisión de vecinos, talleristas etc., prevaleciendo los espacios individuales de poder sobre el objetivo principal: que el centro comunitario abra sus puertas al barrio.
Como consecuencia de esto, se dan dos situaciones que se repiten desde el inicio de la práctica:
a- si un "amigo/a" hace o dice algo con lo que no acuerdo, miro para otro lado y me callo; si alguien que no/s simpatiza hace o dice algo con lo que no acuerdo, hago todo lo posible para expulsarlo, hasta expulsarlo.
b- se llega a acuerdos, en la reuniones mensuales; pero en general estos acuerdos no los cumplo, ni los hago cumplir.
El desafío es poder modificar esta realidad; tomando las palabras escritas anteriormente: "Hacer explícita ésta tensión entre los intereses de los distintos actores, podría constituirse en el primer paso para la construcción de ese espacio sumamente necesario, donde éstos se hagan transparentes para dar paso a un proceso de negociación entre los mismos, lo cual resulta de imperiosa necesidad para la construcción de una nueva alternativa de la práctica y para un mejor desarrollo de la misma."
En la práctica con niños, escucho el interés de ellos, como destinatarios directos "acá venimos a jugar". ellos sienten y toman legítimamente ese espacio como propio, así se manejan en el uso de los materiales, el encuadre, etc. Para los coordinadores del espacio, no es ese objetivo suficiente. no vamos solamente a jugar con ellos, ni a ofrecerles juegos. cómo hacer para conciliar ambos intereses se vuelve tarea de todos los días, motivo de discusión y búsqueda de acuerdos.si bien mediante el juego trabajamos múltiples aspectos, aspiramos a que otros factores se mediaticen en dicho espacio. Queremos que acuerden, que construyan, que creen, que generen proyectos. He pensado que muchas veces cuando predominan nuestros intereses por encima de los de los destinatarios, baja el nivel de participación. sin embargo, en los eventos masivos, cuando el taller se abre a la comunidad, nuevamente se acercan muchos niños que no logran sostener la asistencia continua la taller. Considero que esta apertura a la comunidad en diversas circunstancias (juegos, muestras, encuentros, paseos, visitas) consolida la legitimidad de la práctica en el barrio. El taller es reconocido por los centros comunitarios, por las familias y por los otros chicos del barrio. quienes asisten tienen un sentido de pertenencia desarrollado. Sin embargo, en la escuela, como espacio fisico donde se desarrolla la práctica, creo que no esta consolidad esa legitimidad, debido a que no hemos podido afianzar ese espacio de dialogo y de intercambio de expectativas y objetivos con las autoridades. tal vez actualmente, si bien no hubo un gran intercambio, se nos abre la posibilidad de dar a conocer las producciones del taller en una cartelera central dentro de la escuela. la legitimidad de mi práctica es aún una pregunta retórica para mi, un proceso en construcción. He pensado que el protagonismo de los destinatarios puede ser también una costante que brinde legitimidad. Es decir si la práctica ha dejado algo instalado en los destinatarios, una necesidad, una inquietud, ua motivación qu vaya por encima de la organización que genera la practica, la práctica se vuelve legítima, es "tomada" por los destinatarios como parte de su propia vida. Entonces, aunque un taller finalice, aunque un presupuesto se agote, si la práctica es legítima la misma gente buscará, luego de la experiencia, la reconstrucción.
En cuanto a la legitimidad de las prácticas de formación profesional en jóvenes con necesidades educativas especiales y enmarcada dentro de las políticas educativas, creo que dicha cuestión de legitimidad puede llegar a abarcar la práctica misma, en cuanto la educación formal, oficial, como política educativa de Estado cuya finalidad radica en la socialización de las nuevas generaciones en la cultura letrada, en la cultura del trabajo. Así mismo, y desde una mirada histórica, la educación especial ha ido incorporando a su tarea de formación los principios de normalización e integración y actualmente se presta a poner en hechos el derecho a la inclusión; Derecho que de manera transversal intenta llegar a todo el espectro educativo-escolar. A partir de éste paradigma y de los tiempos históricos por los que estamos atravesando, se observa una apertura de la rama de educ. especial a que los alumnos participen en ámbitos educativos convencionales y laborales, espacios que aun muestran cierta reticencia. Ahora bien, para que la práctica en cuestión pueda ir construyendo cierta legitimidad, debe de abordar algunas problemáticas y carencias que se relacionan entre otras cosas, con la generación de un espacio (concreto y formal) de participación, dialogo y negociación de los demás actores, alumnos, padres e instituciones del ámbito laboral. La generación de espacios y las actitudes negociadoras, son materias pendientes en quienes llevamos adelante el proyecto, por su carácter fuertemente estructurado y dentro del ámbito de la educación privada; Estos aspectos, contradictorios y paradojales, deben ser revisadas permanentemente y es en dichos espacios y con sus protagonistas donde podrán ser resueltos. Esta es una posibilidad de modificar que unos intereses prevalezcan sobre los otros, negociar, consensuar, prácticas democráticas que beneficiaran a los protagonistas del proyecto.
En relación al proyecto de Extension asistencial en función docente en relación al retardo mental, pensar en la legitimidad de la práctica tiene una doble vertiente: por un lado, los pacientes y sus familias y por el otro, los estudiantes. Si uno piensa que la legitimidad está dada por acuerdos o negociaciones, entre y con los actores involucrados, puedo suponer que el segundo grupo involucrado (estudiantes) la ha legitimado desde el momento en que su pedido era y es "más práctica".Hubo un espacio de escuha. Sin embargo, dada la realidad (falta de compromiso, de entusiasmo, entre otras cosas), parecería con que la negociación no me resuelve todas las cuestiones. El otro punto donde creo que la negociación resulta casi insuficiente es en el terreno de los pacientes y sus familias. La experiencia me ha mostrado que uno no puede ser inamovible en sus ideas pero...la mayoría de las veces, me encuentro que no puedo negociar nada sino imponer un criterio. La paradoja n° 3 es un nervio muy sensible en esta práctica.
A partir de las conceptualizaciones desarrolladas sobre cada una de las prácticas sociales y vinculadas al tema de la legitimidad, se identifican aspectos comunes, aproximaciones analógicas que se suceden en cada una de ellas; De esta manera se observan ciertas regularidades sobre la impronta institucional, sobre los intereses que representan cada uno de los actores y sobre los alcances que ellos tienen. En cada una de las prácticas subyace una interpretación de lo institucional, como organizaciones propias de la sociedad civil y política, parte de la estructura social que ordena el funcionamiento de las clases sociales, a través de sus políticas de seguridad, educación, salud, laborales, etc. Y por cuya función están legitimadas socialmente. Estas instituciones mantienen el ejercicio del poder y control sobre los destinatarios de sus políticas sociales. La intervención de los equipos de trabajo no busca reproducir ese control y poder, por lo contrario, busca generar espacios de negociación (aunque no estén reconocidos oficialmente) donde poder re-conocer las necesidades e intereses de la población destinataria, hacer explicita la tensión entre intereses y rescatar la importancia de protagonismo de los demás actores. En este enfrentamiento de intereses institucionales y populares, prevalece el poder institucional lo que genera la escasa participación de los destinatarios y sentido de pertenencia. La construcción permanente de legitimidad, de prácticas democráticas, de conciliar intereses, se vuelve tarea de todos los días.
Práctica legítima: creo que es posible a partir de seguir negociando: entre los docentes que participan de la extensión asistencial en función docente, de los alumnos (que la solicitan), de los pacientes que muestran un sufrimiento por su condición de niños patologizados. El sistematizar la práctica me ha permitido "escuchar" aún más al alumnado por medio de encuestas voluntarias y anónimas. Los resultados me han sorprendido: el balance es sumamente positivo. Las dificultades que uno de los destinatarios de esta práctica (alumnado) encuentra en la misma tiene que ver con aspectos estructurales que remiten más a la paradoja n° 6. En mi comentario anterior, decía que la paradoja n° 3 era un nervio muy sensible en mi práctica. Sigue siendo sensible pero mucho menos de lo pensado. Sigo negociando con los actores y aunque los resultados sean azarosos creo que no se avista en el horizonte el quiebre de la misma.
La legitimacion de la practica social con internas procesadas primarias en el ambito carcelario esta ligitimada dentro de las reglamentaciones vigentes. Sin embargo, cuando se busca implementarla desde el Area Social, se produce una tension que entre la institucion y la profesional. Suecede que si bien hay actividades que se pueden llevar a cabo el sostenimiento de esas actividades desde el Area Social es debil. Quizas habria que empezar a tener en cuenta la negociacion y la mediacion en esta practica social para una mejor convivencia.
La legitimación de la practica social con la niñez y adolescencia en contextos educativos públicos, se ven desdibujadas en virtud de que existen relaciones institucionales que funcionan sin objetivos en común. La especificidad de las distintas profesiones no se enriquecen, todo lo contrario cuando se trata de situaciones complejas de resolver no hay implicación, ya sea en el establecimiento educativo o en las instituciones que atienden a la niñez y adolescencia en el municipio. Este tampoco tiene implicación con la temática, dando mas relevancia a lo político.
Las familias también tienen dificultades de poder operar con éxito en la crianza de sus hijos, por su nivel cultural, social y económico bajo. Sin embargo, esto no es incidente dado que hay problemáticas que se abordan con adolescentes de nivel medio ( intento de suicidio).
La situación mencionada de conflicto institucional y comunitario conlleva a que no se pueda establecer estrategias de intervención abordando el emergente critico y que se oriente a intervenciones sociales y pedagógicas de prevención.
Los emergentes que aparecen se recrudecen más en los adolescentes, quienes se reflejan en un importante numero de casos que la muerte o el intento de suicidio son sus salidas mas rápidas en la dificultad de establecer vínculos sanos.
Las practicas legítimas se dan en Centros Culturales desde la participación que se genera dentro de las mismas instituciones, definidas como horizontales y autogestivas, cuya participación se da libremente. Sin embargo, la participación por lo general se ve sesgada: el barrio no suele participar de las actividades, y aún en menor cantidad de veces lo hace en el momento del diagnóstico y planificación de las mismas. En este caso, se da la legitimación de las prácticas a través de lo que creen los participantes de la organización que los destinatarios desean o necesitan. Esto genera consecuencias visibles en todo momento de la practica: los proyectos no se desarrollan con participación barrial (por ejemplo: una revista barrial sin notas escritas por vecinos, o sin información que los vecinos deseen leer, etc), asi como la sobrexigencia de los participantes de la organización en todos los proyectos en curso, teniendo finalmente que cerrar o priorizar unos sobre otros. Creo que es necesario priorizar finalmente este pilar de las organizaciones, para traspasarlo desde un plano teorico a uno real. Para poder transpasar este plano teórico a uno real, es necesario poder generar el encuentro con el vecino. Si este transpaso no se efectúa el logro de las acciones ejecutdas, se convierten en objetivos no cumplidos. Las evaluaciones tienen que dar cuenta de la participación de los mismos en pos de ponerlo como un pilar fundamental a la hora de generar una actividad. Desde el momento en el que se planifica una actividad hasta su posible evaluación, el vecino debe tener un papel activo; reconociendo el objetivo de la misma para poder constribuir a los logros esperados. Es por esto que, teniendo en cuenta la visión del vecino, los objetivos de la organización y tus propios objetivos como sujeto inmerso de la práctica es que se realiza la práctica legítima, claramente superadora de la práctica inconsciente o puramente asistencial.
Es esencial para llegar a lo antedicho, generar estrategias que puedan llegar a conocer la visión de los vecinos del barrio, ya que sino se prosigue sosteniendo los propios principios y los de la organización, sin cocnocer los primeros.
Creo necesaria para lograr la legitimidad de las parcticas el trabajo conjunto entre el un equipo profesinal y el publico destinatario, ya que asi se podran cubrir las necesidades , gustos y preferencias de los destinatarios y no solamente del equipo profesional y de la institucion, importante si dejar claro los lineamientos y objetivos que la institucion desea y brindar el apoyo necesario paar el cumplimiento de actividades planificadas en conjunto entre el equipo profesional y los comites de destinatarios.
==Leyendo los comentarios y aportes de mis compañeros, todos coincidimos en la necesidad de poder recoger de los beneficiarios lo más exactamente posible sus requerimientos,sus reales necesidades y aún preferencias ; y según lo comentado hasta el momento, podemos decir que, si hacemos esto, estaríamos dándole una legitimización a nuestra práctica . Pero hay varias preguntas que quiero plantearlas como parte de nuestra reflexión y construcción colectiva: ¿ Podrán , los usuarios conocer totalmente lo que necesitan?¿Habrán otras necesidades , que no se ven a primera vista , que son tan o más importantes que las que ellos manifiestan? ¿Podrán distinguir entre lo que les es urgente de lo que realmente pueda ser importante para ellos? . Creo que, a partir de mi experiencia, como responsable del área de Formación Cristiana, hay una serie de carencias y necesidades que tienen nuestros ususarios, y que les es una carga tan pesada que llegan a tomar decisiones fatales, pero no son CONCIENTES de ellas, y considero que si nosotros podemos ver lo que ellos no ven y los ayudamos a reconocerlo, entonces nuestra práctica también tendría legitimidad. Si bien , no nació de un pedido expreso de ellos pero nosotros, como profesionales , conocemos que hay necesidades intrínsecas en el ser humano, y trabajamos con ellos para identificarlas y resolverlas, entonces la legitimidad de la práctica está más que asegurada.Que Dios nos ayude a ver aún lo que él ve y nosotros no.
Menciono algunos casos reales : personas que han sido dañadas emocionalmente y tienen odio, resentimiento, deseo de venganza, aún de morir, sin sentido para vivir, no reconocen esa situación como una necesidad de atención, simplemente lo asumen como parte de una mala situación que les tocó vivir, algunas de ellas aún desean convivir con esta amargura, pero al ser confrontados sobre las múltiples repercusiones que les ocasiona, y son CONCIENTES de ello, entonces QUIEREN ser libres, es allí en donde hemos podido empezar a trabajar juntos.
En este caso, empezamos "solos" como equipo, pero al final terminamos "juntos" y creo que esto es una práctica legítima.
UNA PERSPECTIVA DESDE EL COMPONENTE ESPIRITUAL ES QUE , PARA QUE PUEDA LOGRARSE UN CAMBIO REAL Y SIGNIFICATIVO EN LA VIDA DE UNA PERSONA, DEBE SURGIR DESDE EL INTERIOR HACIA EL EXTERIOR. PODRÍAMOS REALIZAR DIVERSAS ACTIVIDADES DESDE EL EXTERIOR Y AÚN LOGRAR UN IMPACTO PERO NO PERDURARÁ EN EL LARGO PLAZO. DE ALLÍ LA NECESIDAD DE QUE LOS PARTICIPANTES SE INVOLUCREN Y SEAN LOS PROTAGONISTAS DE SU PROPIO CAMBIO. SE PODRÍA LOGRAR UNA LEGITIMIDAD NO SÓLO POR LA PARTICIPACIÓN FÍSICA SINO , SOBRETODO, INTERNA A veces se entiende como práctica innovadora alguna actividad extraordinaria que queramos aplicar, pero en medio de las limitaciones que encontramos en lugares fuertemente estructurados se podría aplicar técnicas de escucha, aconsejamiento personalizado, técnicas tan sencillas que ayudarían significativamente a los actores del programa.
HERRAMIENTAS PARA LA VIDA
El hablar de la legitimidad de las prácticas como posibilidad de garantizar la participación de los destinatarios de las mismas y de negociar con los distintos actores involucrados, es bien interesante, en la medida en que, si bien es cierto muchas veces los intereses de los destinatarios no coinciden con los intereses de los equipos de trabajo, a veces esta diferencia obedece no a un capricho del equipo, sino al sentido y esencia de la práctica misma. Por ejemplo, en nuestra práctica HERRAMIENTAS PARA LA VIDA ATENCION PSICOSOCIAL PARA MUJERES ADULTAS DE LA COMUNA 13 MEDELLIN, AFECTADAS POR LA VIOLENCIA, era indispensable la expresión de sentimientos, la rememoración de hechos traumáticos, de seres ausentes, de situaciones de mucha tristeza, para la resolución adecuada de los duelos, puesto que este es un paso fundamental en la resolución de crisis que tiene que ver con resignificar las situaciones vividas y hacer elaboraciones a partir de estas. El grupo como tal en su búsqueda de protección lo que le interesaba era “olvidar” estos hechos traumáticos y evitar al máximo pensar en ellos. Es acá donde juega un papel esencial, la capacidad de negociación para la legitimación de las prácticas, pues es necesario poner a dialogar los distintos intereses y las fuerzas que los motivan, para que desde la justificación de estos, se pueda hacer entender al otro el propio punto de vista sin invalidar el contrario. Es decir, ¿Cómo evidenciar la necesidad de hablar de eso que mas nos duele, como parte importante de la salud mental?
En este sentido se ponen en juego muchos aspectos como la capacidad de escucha del que interviene, la capacidad de ponerse en el lugar del otro, la creatividad para idear estrategias que permitan y faciliten el proceso, en fin… el arte como motivador de la palabra y expresión del sí mismo que permite poner en el color, en la forma, en el cuerpo, en la danza, eso que necesitas descargar y que se hace difícil a través de la oralidad y que te permite descubrir que aunque es mejor no hablar del dolor, cuando lo haces sientes un alivio que te hace mucho bien.
Cuando en una práctica aparecen intereses diversos por parte de los actores involucrados, esto debe ser fuente de reflexión que indudablemente enriquece la práctica y da la posibilidad de repensarse, de pensar desde el lugar del otro, de buscar alternativas de encuentro, de escucharnos y plantear otros caminos que contribuyan a los intereses de todos y todas.
Estas acciones a su vez, dan otro lugar a los y las participantes puesto que sienten que son tenidas en cuenta, que son importantes sus apreciaciones y estos factores inciden en los índices de permanencia y participación en la práctica.
La legitimidad de las prácticas sociales es un aspecto importante y que tiene muchos aspectos a tener en cuenta. Por un lado está, como se ha mencionado anteriormente, la necesidad de negociar los intereses intstitucionales y los interesees de los y las destinatarias. Esta capacidad de negociación es fundamental para el alcance de los objetivos, pues requiere de una actitud abierta, capaz de ponerse en el lugar del otro y de entender sus puntos de vista, así como de dar a conocer los propios. Cuando se parte de una actitud abierta para la negociación ya se tiene un avance abonado al proceso, pues además de los intereses lo que está en juego también es la emocionalidad, la motivación y la historia de los sujetos participantes. En nuestra práctica de Herramientas para la Vida Atención Psicosocial, donde tuvo que hacerse una larga jornada de negociación de intereses, puede decirse que lo que facilitó en gran medida esta negociación fue la metodología implementada que contribuyó a que las mujeres se involucraran tanto en el proceso desde su interior, que lo interiorizaran para la vida misma. El arte posibilitó que participaran desde su historia de vida y el hecho de no ser juzgadas, ni cuestionadas fue importante en la medida en que el encuentro se constituía en un espacio donde eran valorados sus saberes y sus sentires. Creo que por este factor fue que se facilitó el que entendieran la necesidad de hablar de aquello que querían olvidar, pues al ver que con las distintas técnicas podían expresar sentimientos y emociones y que en gran parte se liberaban de las molestias internas, posibilitó la comprensión de la necesidad de hablar para resolver duelos. Es decir, poder comprobar que los intereses institucionales aportaban a su psiquis favoreció la credibilidad en los mismos. Cuando se logra esta negociación de intereses se puede sostener la práctica. Coincido con la postura que expresa que a veces los destinatarios y destinatarias no conocen sus propios intereses y necesidades, pero también la práctica misma identifica estos aspectos y ayuda a resolverlos, desde la confrontación y toma de conciencia del grupo. Este ejercicio mismo es enriquecedor en la medida en que actúa como dispositivo de la palabra y pone a circular en el grupo distintos puntos de vista que pueden ser enriquecedores para todos y todas las participantes. Igualmente estoy de acuerdo con que la legitimación tiene que ver con la posibilidad de obtener aprendizajes de las prácticas. Cuando se genera conocimiento ya hay una legitimidad tanto para los y las participantes como para el equipo que interviene. En Herramientas para la Vida creo que la legitimación de la práctica está dada por la participación y constancia del grupo, por las transformaciones que lograron leerse en ellas, por los aprendizajes de ambos lados, por la flexibilidad de la metodología y por el trabajo conjunto que se realizó
Este punto para mí se relacionada directamente no sólo con la capacidad de negociación que podamos tener sino también con la energía que siempre lleva el trabajo "interno" (en la institución, grupo, etc.) para que pueda concretarse el trabajo "con la comunidad": vencer la inercia de quedarse dentro, no estar esperando la demanda, etc.
Una práctica va ha constituirse legítima cuando se haya formulado y/o reformulado los objetivos, de esta, conjuntamente con destinatarios/As. Son estos objetivos que se tendrían que encajar dentro de los objetivos institucionales y el equipo profesional conocerlos e interiorizarlos para su consecución. Estos objetivos guiarían toda la práctica. Durante todo el proceso d ela práctica se deberían revisar los avances de objetivos conjuntamente con destinatarios y así como reformular nuevos frente al cumplimiento o reformular aquellos que no se ajustan a la realidad o frente a cambios en la misma. El análisis que pudieran realizar los/as mismos/as destinatarios/as de situaciones problemáticas que las aquejan, causas y consecuencias, así como el planteamiento de objetivos como alternativas de solución,nuevas metodologías y todo esto con el apoyo de equipo profesional; legitimiza la práctica. Se considera legítimo, a lo auténtico y es auténtico en la medida que es real y que corresponde o responde a, es de; así la práctica tiene que partir de... corresponder y responder a...DESTINATARIOS/AS de la misma, como un ciclo que se retroalimenta.
Alternativa3 - Microcréditos
Como toda practica tenemos valores en los que creemos, comunicamos y desde los cuales intentamos regirnos con la mayor coherencia posible, pero es cierto que la practica trae todo tipo de problemas y cuestiones muchas veces contrarias a lo que nosotros quisiéramos.
Alternativa3 tiene como actividad central los microcréditos con garantía solidaria (formación de un grupo, cada integrante es co deudor de los otros, sin garantías formales) “créditos de confianza”, justamente para aquellos sectores o personas que no pueden acceder a crédito por no contar con garantías formales, por lo general, estos son los sectores vulnerables de la población, con bajos ingresos, subempleados, con planes sociales, etc.
Una tensión fuerte en la organización es definir o subir la tasa de interés. La tasa de interés a los sectores empobrecidos es más alta que a los sectores más ricos, esto porque los costos son más altos, se requiere de un proceso extenso por ende más caro para evaluar y asesorar a la persona que solicita el crédito ya que las garantías con las cuales se trabaja no son ejecutables, la persona sí puede tener consecuencias sociales al no pagar, por ejemplo no poder acceder luego a otros créditos, pero no se le puede ejecutar nada concretamente. Por esto se hace necesario realizar un buen proceso de reuniones, tener “asesores de crédito” capacitados para asesorar, evaluar, acompañar la capacidad de pago, la voluntad de pago y que acceder a un crédito sea una instancia de mejora de las condiciones de la vivienda o el emprendimiento y no un causante de endeudamiento.
El dilema ético que siempre nos da vueltas ¿Por qué los pobres siguen pagando tasas tan altas? Los sectores más altos tienen tasas de interés más bajas, más oportunidades y chances si una u otra no le satisfacen. También los sectores más bajos están más vulnerables a cualquier tipo de requisito, ya que no tienen muchas más opciones.
Tener que subir la tasa de interés, es un problema ético interno, contrario a lo que nosotros quisiéramos ofrecer pero la operatoria para acompañar este tipo de procesos todavía es muy costosa. A esto se le suma intentar bajar las tasas sin aumentar los costos. Sabemos que las personas no van a dejar de venir, pero esta tensión no deja de estar presente.
Por otro lado, los grupos de microcrédito tienen un supuesto de solidaridad, asociación, garantía solidaria, un principio de formar grupos con integrantes que puedan ayudarse mutuamente, pero muchas veces en la realidad esto no sucede, o sucede todo lo contrario, porque la gente viene con una cultura de la desconfianza en el otro muy fuerte, de individualismo, “sálvese quien pueda” y nosotros cargamos con nuestra parte. Cuando la garantía se tiene que ejecutar porque entran en mora, la gente demuestra que no puede hacerse cargo de la mora, no pueden dialogar, resolver en grupo la deuda, esta experiencia individualista es dura de romper o sobrellevar, sabemos que nuestra propuesta es contracultural, que la gente confíe, ayude, articule, etc., es difícil. Aprender de los grupos que pudieron salvar su situación de mora colectivamente es un camino posible, pensar procesos más participativos, más solidarios, espacios de resolución de este tipo de problemáticas, que permitan a las personas desarrollar competencias de este estilo se hace necesario. Nuestra practica se hace legitima cuando se da la construcción de confianza y no todos pueden sobrellevar bien una propuesta con valores contraculturales, queremos fortalecer y muchas veces se terminan quebrando vínculos preexistentes. Para nosotros una practica también es legitima cuando te ayuda a crecer y mejorar tus condiciones de vida, lo que vemos es que las practicas son complejas y no siempre te permite mantener una constante de coherencia entre lo que se piensa y entre lo que verdaderamente se puede hacer.
Se me presentan las siguientes situaciones a legitimar (no ordeno por prioridades)
1) razón científica = la epidemiología o las endemias me obligan a crear un proyectos participativos obligatorios que debido a la falta de conciencia social generalmente se plantean de manera vertical desde la autoridad sanitaria o médica 2) razón económica = existe una oferta de financiación externa para un tema y hay que “aprovecharlo” 3) Razón social = hay una necesidad imperiosa manifiesta y de riesgo 4) Sinrazón “laboral” = tengo que hacer un proyecto para validar mi vacante presupuestaria. Estoy nombrada, soy empleada de planta, cambié de lugar de trabajo.
Todas generan una propuesta, proyecto, programa de actividades Todas son válidas? Legítimas
Creo que la metodología, el procedimiento de aplicación es fundamental. Mientras el proceso sea participativo y consensuado, cualquier propuesta puede formularse. Casi siempre se llega a lo necesario si hay participación de todos.
MI CASO En el caso de la constitución del LLAITÚN hay 2 destinatarios claros ahora 1) los llaituchenes que se capacitan y forman el LLAITÚN 2) la población beneficiaria del accionar de los llaituchenes que aún sólo se entera de que los llaituchenes estan estudiando la cosa, por carteles y difusión radial o prensa mensual local.
Incógnita Los llaituchenes cuando termine la capacitación ¿seguirán ligados? Estamos en una adaptación activa. Por ahora se están entusiasmando. El seminario camina.
Hasta ahora lo que no ha funcionado es la financiación por el CODEMA, que por ahora sólo me autoriza a realizar un seminario a su nombre. Es más se descubre que la administración del hospital no ha realizado mi pase a dicha repartición, porque perdió la nota firmada por el anterior director, lo que significa que no me reintegran los gastos realizados en los seminarios y mucho menos avalan mi participación en el Congreso iberoamericano de educación ambiental como representante de CODEMA. UNA VEZ MAS ME HE VUELTO INVISIBLE. En este nuevo aporte quiero resaltar que NO ES LEGÍTIMO para mí una práctica que no tiene conducción ni continuidad para cumplir sus objetivos, comenzando su objetivo de corto plazo. Conducción no significa la imposición de un mando personal, la tarea en realización es la mejor para llevar adelante un proceso. Debe haber un hilo conductor que se explcite a los actores a cada paso. Por otro lado la continuidad por la generación creciente o sostenida de la energía para la tarea, es lo que patenta el proceso en marcha. Puede haber retrocesos pero deben ser encauzados a la mayor brevedad.La presencia permanente del equipo y tiempo y forma sin fallar en las citas previstas es una fuente de seguridad insustituible. Como decia un compañero, respecto a los talleres . Los niños no pueden sostener la rutina de venir al taller pero cuando aparece una nueva convocatoria, ellos están allí.Sin prisa sin pausa y sin demayos emotivos. Cuando hablamos de incidencia pública, es dificil legitimizarla si la comunidad con la cual se trabaja no corresponde, ya sea porque no ven necesario realizar tal incidencia, no consideran importante su participación o simplemente reconocen como necesaria pero esperan que otra spersonas asuman su responsabilidad?... Cuando el grupo de personaspor las que s eorigina la práctica no corresponden a la misma, tampoco s epuede hablar de legitimidad.
Nuestra experiencia relacionada a niños que trabajan en el Centro de Lima nos revela que el éxito de la intervención, léase en parte, su legitimidad, está relacionada a cuánto conocemos el escenario sobre el que tenemos intención de trabajar y en qué proporción de dicha realidad estamos disponibles para incidir y contribuir a su transformación. Cuando realmente nos tomamos el trabajo de levantar diagnósticos iniciales o líneas de base, tenemos más oportunidad de pautar una intervención acorde con las necesidades en ciernes. Pero resulta, que "no siempre hay dinero para realizar estas tareas previas", de manera que consultamos indirectamente la realidad y creemos que como técnicos, sabemos "lo que la gente necesita". Resulta por ello muy complejo conciliar nuestros saberes como técnicos y lo que la realidad nos ofrece como necesidad imperiosa a atender. Además confluyen otros factores no menores tales como: el sesgo institucional (sectores prioritarios que atiende por filosofía o misión), los recursos con los que se cuenta, los objetivos no tan explícitos en la propuesta que tienen que ver con construcción de imagen institucional; entre otros. Quizás la inclusión de estos factores haga menos legítima la propuesta, pero no pueden dejar de ser vistos porque son los que te proporcionar el sendero a seguir.
Una vez echada a andar la máquina y se van obteniendo resultados parciales, si estos dan cuenta de un buen sendero seguido, hay mayor garantía para indicar que la práctica fue legítima. En nuestra experiencia, la participación (activa, protagónica, sensible, trascendente) de los destinatarios es la mejor medida para indicar que la propuesta alcanzó la legitimidad esperada. Es una suerte de péndulo. Al inicio de una intervención, la legitimidad es la que más está en entredicho; pero luego conforme avanza por buen derrotero, se internalizan discursos y acciones que permiten la apropiación, el sentido de pertenencia en niveles que aseguran los resultados finales. En ese sentido, "oscilan" los niveles de legitimidad, cambian en el tiempo, se recrean, se transforman. Una evaluación concienzuda revela cuánto de lo hecho alcanzó legitimidad. Lo que cabe es asegurarse que ese movimiento no termine en un boomerang de corte negativo para la intervención; o mejor dicho, atenuar (cuando no, controlar) los riesgos externos e internos que pueden desestabilizarla.
Consideramos que a los equipos técnicos les cuesta mucho capitalizar las lecciones aprendidas. Una práctica que no sufre ajustes es una práctica inocua. La realidad es cambiante, sufre transformaciones por diversas razones y es menester estar atentos, con todos los sentidos puestos en las amenazas y oportunidades que los escenarios ponen a nuestros pies. Los destinatarios y los cuerpos técnicos tienen que ser capaces de ir a la par con la vigilancia de contexto, a fin que puedan siempre responder oportunamente a los desafíos que se propone atender la práctica. Y es muy posible que en esos ajustes, aparentemente se pierda legitimidad. Sin embargo, lo dicho, se retoma legitimidad cuando hacemos partícipe a todos los destinatarios de estos procesos. Cuando dichos interlocutores son niños y niñas, el reto es aún mayor, porque con nuestra mirada adultocentrista, tendemos a no escuchar la voz de la niñez, por ello el proceso de construcción de legitimidad requiere el doble de esfuerzo.
Podríamos decir que la camisa de fuerza institucional que ofrece la organización que acoge la intervención, tiene márgenes para (re)crear formas de acción. En tanto no tiene estructuras pesadas, altamente reguladas (en comparación a una cárcel por ejemplo); se puede echar mano de vericuetos que permitan una exploración más suelta sobre la gama de posibilidades a la hora de intervenir con determinadas poblaciones. También es arma de doble filo. Por ejemplo, hoy la institución tiene definida su postura en relación al trabajo infantil, pero hasta hace quince años, no se tenía idea meridiana sobre lo que había que realizar en el rubro y era fácil caer en recursos asistencialistas y proteccionistas. Hoy con un discurso más elaborado, se puede llegar a canales mayores de incidencia.
La legitimidad también se pone en entredicho por la permanente tensión entre lo abstracto y lo concreto. Nuestra intervención tiene dos componentes sumamente concretos y tangibles como lo representa la educación y la salud. Pero también aporta en ejes como concientización en derechos y participación ciudadana, más difíciles de "digerir". Todos los días nos topamos con la necesidad de aportar en las cuatro direcciones, sabiendo que las primeras resuelven el corto plazo, mientras que las últimas contribuyen sensiblemente en la mirada de largo plazo. Esta combinación entre corto y largo plazo puede a veces resultar disociante y hasta angustiante a los fines, porque todos resultan en procesos que deben ser internalizados en la cotidianidad de la intervención.